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Su cuerpo estaba en perfecto estado, sus tejidos corporales denotaban detalles de una piel intacta, su pelo, su ropaje, todo estaba perfectamente conservado. (Ver más...) |
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EL TREN
Imágenes retrospectivas
(o si el tiempo fuera algo vivo)
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En Diciembre de 2003, tuvimos una reunión con un asesor minero y con el místico Ramón Rodríguez, en un magnifico hostal de Vicuña. Mario Fernández Sala, un conocedor de la minería chilena que lleva casi toda su vida en los laberintos de la cordillera andina, había sido protagonista de muchos hechos a los que nunca supo darles explicación. Esta vez no era para hablar de los anómalos sucesos que había vivido en el desierto de Atacama, sino de un extraño esqueleto que llamó la atención de estudiosos universitarios(*) Como suele pasar en reuniones de este tipo, se empieza por una cosa y buscando conexiones llegamos a conocer un curioso caso que le sucedió a Mario conjuntamente con un grupo de asalariados y un geólogo que formaban un equipo.
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Asombrado de algunos aspectos que nos relataba, es un decir, ya que con estos años no hay nada que nos sorprenda, nos iba explicando diferentes situaciones vividas por él y así nos explicó una vivencia con un tren que no existió. La verdad es que lo escuchamos sin más, creyendo que tal cúmulo de eventos podría ser el producto de una mente calenturienta por el sol. Siempre queda la eterna duda. ¿Y si fuera verdad?
Tomamos nota de todas sus aventuras y le dimos tiempo para poner las cosas en su sitio.
Las actuaciones de los llamados trenes fantasmas, no son un tema muy difundido dentro del ámbito de lo paranormal. Sí se ha escrito algo, pero casi siempre dentro de libros especializados y muy brevemente. Analizaremos los hechos más detalladamente.
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Días antes de nuestro encuentro en Vicuña, estuvimos con Ramón Rodríguez en casa de Mario, en Coquimbo. Más o menos podemos decir que conocíamos sus apetencias literarias, y por supuesto no existían libros sobre el tema en su casa. Un detalle a tomar en cuenta, aunque no es vinculante, pues hoy con Internet se tiene la mayor enciclopedia del mundo. Eso sí, disponía de computador
Teníamos que buscar un motivo y no lo encontramos. No era amigo de la pequeña pantalla, no le gustaba la publicidad y toda su vida se mantuvo al margen de los medios informativos. Contó la historia como relleno a los incidentes raros que se producen en el desierto de Atacama, pero ahí terminaba su historia.
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Al centro Ramón Navia Osorio, el autor del trabajo junto al místico
Ramón Rodríguez a su izquierda, y a la derecha Mario Fernández,
protagonista de la observación del tren "que no existe" |
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En Marzo de 2004, fuimos de nuevo al desierto de Atacama. Al llegar a Copiapó, Mario nos estaba esperando en el pequeño aeródromo de esa ciudad minera. Un todo terreno rojo y nuevo nos iba a servir de medio de transporte hasta La Serena.
Pasamos esos días con Mario en pleno desierto y eso nos sirvió para ir tomando conciencia de la naturaleza humana de nuestro anfitrión. No había duda que su talento era sereno y pausado y fuimos comprobando como muchas de sus historias eran corroboradas por otros mineros del mismo Copiapó y de la explotación minera de Vulcano.
Una tarde del mes de Marzo de 2004, que habíamos vuelto de ver el lugar donde aparecieron las "gárgolas" y donde se había encontrado el esqueleto de El Flaco(**) nos sentamos amparado a la sombra de un sombrajo, que hacía las veces de comedor, sala de estar e incluso despensa. La única animación que veíamos era un caballo que pastaba en un reducido prado alimentado por la escasa agua de las nieves perpetuas. UN zorro estuvo todo el tiempo merodeando por los alrededores, esperando que Luis Salazar Álvarez le echara alguna vianda.
El momento era idóneo para hablar del tren que no existió, y decimos que no existió por la costumbre que tienen estos medios de transportes de desplazarse por encima de los raíles, cuando estos no existen y el suelo está compuesto de cascajos, es difícil imaginar una máquina de vapor circular por páramos desolados. . |
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El incidente |
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Era una noche cerrada, circulaban en una carretera de tierra prensada vehículos todo terreno. Venían de trabajar en la explotación minera VULCANO, e iban con dirección a Coquimbo y La Serena. El primer vehículo iba conducido por Mario Fernández Sala y el segundo por un geólogo, ambos vehículos llevaban personal de la mina e iban a disfrutar de unos días de descanso. En total el contingente era de ocho personas, algunos de ellos eran de Cerro Blanco.
El ambiente estaba sereno, y el personal tranquilo pues los esperaban unas jornadas de relax. Mario conducía a una velocidad de 70 kms. por hora (hemos podido informar que Mario es un conductor prudente y sereno) En esos momentos discurrían por un tramo recto de de quince kilómetros y a ambos lados el trazado era plano, a sus espaldas habían dejado la cordillera andina, enfrente, a lo lejos tenían la costa. Iban derecho a tomar la Panamericana que transcurre de norte a sur, y una vez llegado a ella torcerían a la izquierda, en dirección sur. La hora exacta no la recuerda, pero por los detalles que barajó situó el incidente alrededor de las 12,00 de la noche.
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El iba en el coche con dos trabajadores, el nacho y el Cote, y el geólogo Aldo Salinas con el resto. En esos momentos estaba circulando por el lugar conocido como Hierbas Buenas.
Ahora dejamos a Mario que se exprese sobre el incidente:
En la tranquilidad de la noche sentí, de pronto un ruido fuerte, como cuando va a temblar, pero sin movimiento (se refiere al terremoto) como un ruido subterráneo y aparece una luz grande. .Frené, pero no bruscamente y Aldo Salinas también frenó. Se nos cruzó un tren con su locomotora y tres carros. Los carros venían con sus luces, iluminados, se sentía ruido de gente, como de conversación. Llevaba un disco rojo, de esos trenes viejos que llevaban una vela prendida .La locomotora era de vapor y echaba humo. El tren no levantaba polvo por el tipo de suelo y por la cantidad de piedras que existe.
Pasó a unos quince metros de nosotros y pasó como a cuarenta kilómetros por hora. Era un tipo de locomotora antigua y detrás del último vagón llevaba un número, no sé si el 74 o 54, era uno de los dos. Los números eran grandes. Estaban escritos sobre un disco blanco y los números en negros. Los vi porque tenían las luces de la camioneta prendidas.
Cuando el tren se había perdido nos encontramos con la catástrofe, unos se habían hecho "pipi" (orinado) y otros defecaron, hubo uno que se metió debajo de la camioneta, otro vomitó y uno se fue en la dirección de la que veníamos.
El geólogo se bajo gritando y decía "te has pasado, te has pasado la carretera, porque no me avisaste" Yo le contesté sencillamente porque no habíamos pasado la Panamericana. Actos seguidos algunos, los que defecaron, tuvieron que cambiarse la ropa.
Yo, por un momento pensé que me había pasado la Panamericana, pues las antiguas vías transcurren en paralelo a la autopista, pero entre ellas y la costa. Francamente creí que no me había dado cuenta y me había pasado de largo. Después de las limpiezas los ocho minutos aproximadamente llegamos a la Panamericana. En ese momento se vieron transitar camiones y carros.
Cuando llegamos al cruce de las carreteras de Hierba Buena con la Panamericana, era ya muy tarde. El letrero indicaba lugares que no constaba en los planos. En este cruce es donde tenían que salir nuestros testigos. |
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Las referencias de que disponemos no han sido comprobadas, y han pasado de un texto a otro, con los matices propios de cada autor. Muchas de ellas han sido atribuidas a hechos fatídicos y la visión viene a ser como una manifestación del más allá. Los muertos como siempre aparecen relacionados, con frecuencia, con los fenómenos que no comprendemos. Recordamos el caso de la calavera de Cerdanyola, que auguraba un desastre durante el viaje de boda, pasaron años y nada sucedió. Estas visiones de trenes o carruajes se han producido en lugares muy distantes como el de Tavistock-Okehamton, Devon, Gran Bretaña. |
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En Falls Village, Connectitus el tren de la compañía Housatonic que sufrió u accidente reaparece de tiempo en tiempo, al igual que otro fantasma accidentada el tren de Atateville, en Carolina de Norte (EEUU)
En tren fantasma de Abraham Lincoln que cada 27 de Abril y a media noche una comitiva fúnebre desfila delante de algunos atónitos testigos. Dicen que antes de aparecer la comitiva el ambiente se transforma y la locomotora parece deslizarse sobre una especie de alfombra negra.En Canarias, en Santa Cruz se usaba un pequeño tren tranvía para transportar personas y alimentos que finalizó sus trayectos a principios de los años 50. Tiempo después la gente rehuía los lugares de tránsito de ese pequeño ferrocarril y lo asociaban también a un muerto que conducía ese medio de transporte.Para el investigador Loren Coleman, autor de Misterios de América, estas reapariciones fantasmales vienen asociadas a una desgracia. Para aseverar esto debía de existir un examen minucioso de cada caso y ahora no tenemos constancia de ello. |
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"es la publicación oficial escrita del IIEE de España donde salio publicado este trabajo" |
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En relación con el tren de Lincoln es pura leyenda, ya que de ser cierta se apostarían en esa fecha y en ese recorrido infinidad de sedientos masoquistas que serían el deleite de alguna prensa especializada.
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En 1869 y alrededor de la Unión Pacific se formaron una serie de leyendas como consecuencia de las muertes por accidente que había sufrido el personal de la empresa durante la construcción del tendido ferroviario.
En otras ocasiones trenes viajan con el maquinista muerto obedeciendo las indicaciones ordenadas, como la que sucedió el 3 de septiembre de 1950 en Bélgica. El maquinista Gastón Meyer había fallecido al poco de subir de un ataque al corazón.
Casi siempre son líneas obsoletas o en desuso, y en otras ni siquiera existen líneas férreas. El tren fantasma de San Luis. EEUU, fue visto por Rita Ferland en esta ocasión el tren se deslizaba sobre unos rieles y desapareció igual que había aparecido. A mediados de la década de los cincuenta se veían fenómenos anómalos en vía férrea entre Washington y Township, Nueva Jersey (EEUU)
También debemos citar la experiencia del contratista estadounidense F. Timmons quien relató un suceso fantasmagórico del que fueron testigos él y una cuadrilla de trabajadores. Cuando se marchaban en una vagoneta vieron venir hacia ellos a una locomotora, se bajaron rápidamente y sacaron el pequeño vehículo de la vía. Aquello formaba una nebulosa y en medio de ella, un farol, y el conjunto despedía abundante cantidad de humo. La locomotora dejó la vía evitando una pila de leña y acto seguido se perdió en el horizonte. |
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Resulta difícil imaginar que alguien pueda divisar algo que hace años no existe y además que transite por lugares inadecuados para el fin que fue creado. Debemos echar esa posible experiencia a la papelera de lo imposible... Son tantas cosas que se han tirado al cesto por miedo al ridículo que de no haberlo hecho tendríamos ahora un valioso material para poder comparar.
Si uno mismo no hubiera sido testigo de algunos hechos insólitos, seguramente este incidente jamás hubiera sido expuesto, pero debemos ser conscientes de la existencia de otras realidades que conviven con nosotros cuando intervienen factores que desconocemos.
A través de los años recuerdo haber leído algunos casos aislados de trenes que han aparecido de improviso en lugares insospechados, pero al no tener conexión directa con el FOVNI no lo hemos considerado. Hoy en día no conocemos fronteras que separen una cosa de otra y a través del tiempo hemos llegado a la convención que todo está ligado y que al parecer existen voluntades que se empeñarán en demostrarlo y otras humanas que tratan de rebatirlos ¿Por qué? Eh, ahí la cuestión.
¿Tenemos que desechar todo aquello que rompe nuestra razón? La existencia de un fenómeno extraño no quiere decir que no lo sea, simplemente que nuestra ciencia no ha llegado a conocer los principios que rigen la formación del fenómeno.
La psíquica irlandesa Sheila St. Clair expone en su libro "Fenómenos físicos en Irlanda" una tesis sobre los fantasmas que denomina "Teoría del Recuerdo Hereditario". Se trataría de un tipo de transmisión genética, pero además de transmitir rasgos hereditarios se transmiten recuerdos ancestrales, algo como el inconsciente colectivo de Jung.
Resulta verdaderamente absurdo buscar explicaciones usando términos que no conducen a nada. Así han querido atribuir algunos de estos fenómenos a un efecto de tensión piezoeléctrica que se produciría en zonas de fallas geológicas. Esta misma explicación la hemos visto representada en los fenómenos ígneos de Laroya. Los efectos luminosos han sido atribuidos al aprisionamiento de ciertos minerales en el entorno. Todo esto parece demencial. Con lo sencillo que resulta decir que ignoramos la razón por la que se produce.
Otras fuentes con el mismo talante que las anteriores apuntan a un fenómeno producido por el roce de las ruedas contra los raíles produciéndose en ocasiones altas tensiones energéticas que combinadas con ciertas condiciones ambientales darían lugar a un fenómeno sonoro y luminoso.
En la última entrevista que mantuvimos con Mario le enseñamos una serie de locomotoras para que nos dijera a cuál se parecía más, nos señalo una que sin saberlo pensábamos que elegiría es y así fue ¿Por qué estas tan seguro? Por el tipo de rejilla que lleva delante.
Días después en su casa de Coquimbo, donde se divisaba una magnífica panorámica vimos a lo lejos un viejo vagón de ferrocarril arreglado que servía de oficina de turismo. Le preguntamos si aquel viejo se parecía al que vio. "No es mucho más corto aunque también de madera"
Estando en Santiago fuimos a realizar una consulta al Museo de Ciencias naturales y nada más entrar en el parque nos encontramos a mano izquierda con un museo de trenes. Cuando terminamos nuestras gestiones con algunos naturistas nos encaminamos a dicho museo. Las grandes locomotoras no podían ser, las trasandinas tampoco, las que hacían el trayecto con Argentina tampoco, pero al final nos encontramos con una máquina media que disponía de parilla, muy parecida ala que nos había descrito Mario y además, curiosamente, disponía de un pequeño vagón adosado. Nos acercamos ávidos a la leyenda del tren y nos quedamos asombrados. Ese era el tren que hacia el recorrido de Copiapó, Vallenar, La Serena, Ovalle.
En una zona colindante y también desértica, pues el desierto de Atacama tiene una extensión enorme, se dieron unos casos de apariciones fantasmales en la zona de Calama a Antogafasta y lugares alejados. Todo empezó cuando un profesional de los medios de comunicación circulaba por la carretera en dirección a Antofagasta (V.2003) y se encontró con tétrico espectáculo, el hombre con afán de ayudar se bajó de su auto y se dirigió a la mujer que trasportaba a un moribundo, pero al dar los primeros pasos todo desapareció ante su vista. Algún tiempo más tarde en Pampa Unión que está dentro del mismo recorrido Gustavo Rojas que iba en dirección a Calama se encontró con una figura enigmática que desapareció súbitamente, en esta ocasión el ser fantasmal era un hombre de negro con sombrero de copa que parecía esperar algo. Las tétricas ruinas de Pampa Unión una población surgida a raíz de la explotación del salitre llegó a tener cinco mil habitantes, pero ahora la soledad es dueña del poblado. Algunos casos llegaron a los tribunales de justicia como el de Nora Suárez y su hermana Mireya, que dejando a sus familiares dieron una vuelta por las antiguas ruinas, pero súbitamente Mireya desapareció para siempre. Hay que conocer esa región para comprender la soledad. No podemos pensar en alguien escondido, pues no hay lugar para ocultarse, ya que las ruinas son escasas, las construcciones de adobe han ido desapareciendo paulatinamente.
A mediados del 2003 un grupo de reporteros se dirigió al lugar para comprobar las historias que les llegaban a la redacción y como suele ocurrir tantas veces, cuando se va a buscar no se encuentra, es algo que surge al caminante de improviso. En fin, no vieron pero oyeron. El equipo de reporteros dejó un grabador mientras ellos esperaban ver algo anormal. Estuvieron como hora y media, al marcharse oyeron la grabación. Unas notas musicales acompañadas que nadie oyó quedaron como testigo sonoro. UN mes después una señora que iba hacia Antofagasta declaró que había visto en la carretera una persona vestida con un terno, que la miró y su cara parecía como la de un muerto. La observación duró un par de segundos. El parapsicólogo Manuel Cubillo atribuyó la visión a un cura que vivió en Pampa Unión y murió hace años. El religioso realizaba obras de caridad, y falleció en extrañas circunstancias.
Dentro del año 2003 otras secuencias se repiten en EEUU, en Richmond, Virginia, donde nos ha llamado mucho la atención por los curiosos fenómenos que se producen. Un poco antes de la primavera de 2003 en la autopista de Pocahontas Parkway se oye sonidos de tambores y cánticos que a pesar del intenso tráfico se puede oír con todo claridad. En un artículo de Scout Corrales en la revista FATE nos llegó la noticia que un camionero llegó a ver a tres indios portando antorchas, imágenes que después se descubrió no obedecían a la realidad. La nueva autopista ha sido muy polémica ya que su trazado discurría por antiguos asentamientos indios.
Resulta imposible disponer de todos los datos que surgen en el mundo sobre estas cuestiones, pues la mayoría acaban en la papelera y otros muchos no llegan a la redacción de los periódicos, por conocer de antemano su final, no obstante, los medios de comunicación nos repiten la misma información, con diferentes aderezos, durante varios días, esperando quizás que la aprendamos.
Como hemos dicho en repetidas ocasiones, con nosotros permanecerá siempre la eterna duda pero para muchos otros ni la duda. Al final cuando se logre conocer la realidad, quizás sea demasiado tarde. |
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Ramón Navia Osorio.
Presidente y Fundador del IIEE de España |
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Nota:
(*) Ver "Tema relacionado" ya que este episodio fue convenientemente explicado posteriormente, una vez que el IIEE realizó los análisis respectivos.
(**) Entre los investigadores del IIEE se acostumbra a usar un apodo a ciertos elementos de un caso. En este punto dado los huesos encontrados se uso éste, "El Flaco", en términos coloquiales. |
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Agradecemos y recordamos a Ramón Rodríguez, quien recientemente falleció en Barcelona (España), amigo místico de "Villa Paraíso" en el Valle de Elquí, quien nos acompaño y facilitó los contactos de este trabajo en terreno |
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