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UFOLOGÍA
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EN VENEZUELA:
EL CASO PETARE, EL MÁS EXTRAÑO DE LOS AVISTAMIENTOS
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El caso más particular de encuentros extraterrestres reportados en la capital venezolana data de los años cincuenta, cuando dos ciudadanos señalaron haber visto un objeto volador, del cual descendieron tres criaturas, con los que mantuvieron contacto físico, constituyéndose así en el primer encuentro del tercer tipo, reseñado en los archivos de estudios sobre ovnis de ese país.

La noticia fue publicada por el diario Últimas Noticias , durante el mes de noviembre de 1954, y se puede encontrar tanto en la Hemeroteca Nacional de este país, como en un libro titulado “ Platillos Voladores sobre Venezuela”, publicado en 1961 por el investigador venezolano Horacio González Ganteaume.

Según lo reseñado en ese importante medio de comunicación, el 29 de noviembre de 1954, aproximadamente a las dos de la mañana, el comerciante de origen cubano Gustavo González y su ayudante José Ponce se desplazaban en automóvil por la calle Bella Vista, ubicada en Petare, zona montañosa del este de Caracas, con gran actividad comercial, cuando la visión de un gran objeto volador, que emitía una fuerte luz, los sorprendió, haciéndolos detener el vehículo.

“Iluminaba la calle, como si fueran las doce del mediodía”, comentó al periódico Últimas Noticias, Gustavo González, quien también refirió que el objeto se encontraba volando sobre la vía a muy baja altura.

Los testigos contaron en su momento que mientras observaban el extraño objeto, vieron descender de éste una criatura, la cual comenzó a dirigirse hacia ellos. José Ponce emprendió la huida, aterrorizado ante la visión; pero González en un aparente arrebato de heroicidad, contó haberse lanzado sobre el extraño ser, con intenciones de atraparlo.

Al ver esto, de la nave –según el testimonio de González- bajaron dos criaturas más, iguales a la primera, a la que ambos testigos describen de baja estatura “como un niño”, sin presencia de nariz, peludos, de pies planos. Una vez en tierra, los dos seres, ayudaron a la primera criatura a huir de González, y juntas abordaron la nave, para despegar y desaparecer en medio del cielo de Caracas.

El reportaje cuenta que González y Ponce abordaron el carro y se dirigieron a toda velocidad a la Comisaría más cercana, en la cual fueron atendidos, y puestos en observación, concluyendo que ninguno de los dos se encontraba bajo los efectos del alcohol o alguna otra substancia.

Para los estudiosos del fenómeno UFO en Venezuela, este caso resulta el más importante dentro de la historia de ese país, debido a que –según argumentan- en esa época la temática OVNI no era común a los venezolanos, descartándose una posible contaminación mediática, producto del Cine o la Literatura.

Además, se suma al expediente de este testimonio, el de otros habitantes que reportaron haber observado un extraño objeto volador, cerca de la hora en que González y Ponce dicen haber sostenido el encuentro.

Más allá de cualquier intento por parte de los escépticos de desmontar este tipo de testimonios, esgrimiendo la posibilidad de ser sólo inventos de las personas o mal interpretación de los hechos, los seguidores del fenómeno UFO en Venezuela insisten en que en este país –sobre todo en su capital, Caracas- los testimonios no son hechos aislados, sino eventos presenciados por muchos, en distintos lugares, y en las últimas épocas, muy bien registrados.

La discusión sobre la veracidad o no de las imágenes e historias continúa. No obstante, en el terreno de los hechos, tanto la prensa venezolana como las redes sociales, de vez en cuando tienen que incluir en sus reportes este tipo de fenómenos, por la cantidad de caraqueños que asegura haberlos presenciado, coincidiendo todos en su testimonio.
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Imágenes de la descripción hecha por González y Ponce al diario “Últimas Noticias” en 1954
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OTRO CASO SIMILAR
CARORA – VENEZUELA – AÑO 1954
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Texto de un telegrama enviado la noche del jueves, 09 de diciembre de 1954, por el corresponsal del diario "El Nacional" en la ciudad de Carora (Venezuela), anunció que, "Lorenzo Flores de 18 años y Jesús Gómez de 17 años, ambos naturales de esta ciudad y obreros de oficio, cuando se encontraban cazando por los alrededores de la carretera Transandina, entre los sitios denominados Chirico y Cerro de Las Tres Torres, pudieron divisar un extraño aparato luminoso no mayor de 50 metros de distancia. La primera impresión que recibieron fue haber visto un automóvil; pero luego se dieron cuenta de que no era ningún automóvil al acercarse al sitio".

"Después de haber visto el aparato desde el sitio donde nos encontrábamos cazando (dijo Flores), resolvimos dejar las bicicletas en que andábamos y acercarnos para observar mejor. Logramos apreciar un aparato redondo, que tenía la forma de dos palanganas superpuestas (una encima de la otra) de unos tres metros o algo más de diámetro que irradiaba fuego por su parte inferior. El objeto se encontraba suspendido en el aire a una distancia como de 80 centímetros del suelo.

"Inmediatamente vimos salir de él (aparato), cuatro hombres pequeños de más o menos un metro de estatura. Al notar nuestra presencia, los cuatros se abalanzaron sobre mi compañero Jesús Gómez, y entre todos trataron de introducirlo por fuerza al aparato. A mí no me quedó otro camino que tomar mi escopeta, que en ese momento estaba descargada, y para rescatar a mi amigo, arrojé sobre ellos fuertes culatazos que parecían irse a estrellar en una roca o algo muy fuerte (duro) porque la escopeta quedó completamente destrozada sin lograr causarle (al ser pequeño) la menor herida.
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"Afortunadamente, en esa refriega y con los forcejeos de Gómez, éste consiguió zafarse de los brazos de los enanos". Los dos cazadores se presentaron en el Cuartel de la Policía de Carora, la noche del 09 de diciembre de 1954, con sus camisas totalmente destrozadas, y Gómez presentaba rasguños leves en el cuerpo producidos evidentemente por las uñas de las manos de los hombrecillos o quizás por las ramas de los arbustos donde aconteció el forcejeo. Dijo Gómez a la policía que, "no pudimos ver ojos ni las uñas largas, pero sí pudimos apreciar el vello fuerte que les cubría todo el cuerpo. Eran cuatro hombrecillos, todos del mismo tamaño, pero con una fuerza terrible, por lo que creíamos que nos iban a arrastrar hacia su nave".

Flores manifestó que, "logramos escapar de los hombrecillos, no nos quedó otra manera sino salir corriendo hacia la carretera distante unos 20 metros de distancia. Cuando volvimos a mirar hacia donde estaba la nave ésta ya había despegado. Nos quedamos en la carretera cuando pasó un camión de Inlaca, y el chofer nos auxilió. Este alcanzó a decirnos que había visto salir una luz intensa de donde estábamos, asegurando haber visto un extraño aparato faltando poco para las doce. El conductor del camión nos llevó directo a la Policía donde nos presentamos a dar parte de lo ocurrido. Allí llegamos sin zapatos y con unas camisas rotas".

Inmediatamente de haber informado a las autoridades policiales el suceso ocurrido, salió una comisión integrada por los oficiales Ramón González y Ramón Gudiño y los agentes Víctor Morales, Modesto Suárez, Rafael Ereu y Serafín Fernández. Se trasladó al sitio para hacer averiguaciones correspondientes encontrando el sitio aproximadamente a unos 25 metros de la carretera en una explanada donde ubicaron la escopeta totalmente destrozada, el machete y las bicicletas abandonadas, rastros de lucha, huellas de zapatos en la tierra de los dos cazadores y huellas más pequeñas parecidas a las de un mono pero no son de este tipo de animal.

Además, notaron la presencia de un fuerte olor similar al azufre en el ambiente. Posteriormente los dos jóvenes fueron sometidos a un interrogatorio y nuevamente ratificaron su versión a lo que el oficial Jefe de la Policía de Carora, Manuel Azuaje, terminó diciendo, "los dos muchachos son muy conocidos en Carora como elementos honrados. Parece muy raro que hayan sido capaces de inventar tal cosa para llamar la atención de las autoridades". Posteriormente fueron trasladados ante el Capitán Julio Chacón, Jefe de la Seguridad Nacional (la temible policía de la dictadura de la época) quien de manera inicial declaró que era una farsa de los jóvenes y los sometió a un fuerte interrogatorio de manera separada, valiéndose para ello de ciertas habilidades como manifestaron los demás agentes de la S.N., más no le pudieron comprobar nada distinto a lo que afirmaban inicialmente los dos jóvenes. Al final los investigadores quedaron convencidos que Flores y Gómez habían observado un platillo volador.
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Recreación de lo explicado por el Caso de Petare, muy similar al caso de Carora ocurridos ambos entre el mes de Noviembre y Diciembre de 1954 respectivamente
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