CASOS OVNI EN IBIZA

Señoras y señores. Hasta este momento, les he hablado de mi certeza en la existencia de otros mundos habitados. De la más que real evidencia de la existencia de una civilización, o varias, mucho más adelantadas cultural y tecnológicamente que la nuestra, y que están visitando la Tierra desde los albores mismos de la Humanidad. Ya han escuchado lo que cree Von Daniken, su teoría de que alteraron genéticamente una especie de hombre mono para crear lo que con el tiempo sería la actual raza humana.
Les he hablado de las pruebas reales de que los Ovnis están ahí, y también les he citado que hay otras pruebas, que he llamado "imaginarias",las cuales, aún y con todo su sospechoso "tufillo" de pertenecer a un gran tinglado cuyas intenciones finales se nos escapan, ciertamente tampoco pueden ser dejadas de lado. Al menos, no del todo. Les he ofrecido también algunos testimonios de ufólogos e investigadores mundialmente reconocidos, que espero hayan servido para reforzar mis palabras y para que se dieran cuenta de que el fenómeno Ovni tiene consistencia por sí solo. He citado, aunque sólo de pasada, muchos misterios existentes aún en nuestro propio mundo, y que aún están sin explicar de forma clara y suficiente.
Y habiéndoles hablado también del famoso caso del Ovni que hizo aterrizar un avión de pasajeros y que tuvo lugar sobre nuestro mar Mediterráneo, habiéndoles citado la supuesta base submarina en nuestras aguas, seguro que están ya esperando que les hable un poco más, aunque sea de forma breve para que esta charla no se haga demasiado larga, de los Ovnis en Ibiza.

Además de los ejemplos antes comentados, hay otros dos muy reveladores. Ambos fueron recogidos por Antonio Ribera en uno de sus libros, "El gran enigma de los platillos volantes". Se trata del avistamiento, durante varias tardes seguidas de finales del mes de julio de 1953, a una altitud de 45 kilómetros, de lo que se aseguró era una gigantesca nave nodriza, que se pudo ver simultáneamente desde Mallorca y desde Ibiza.

Otro enorme objeto cilíndrico, con un intento brillo plateado, similar al de la Luna, fue visto en dirección a Barcelona, en el verano de 1958.

También es Antonio Ribera, en otro libro, titulado "Los doce triángulos de la muerte", que recoge testimonios sobre la posible existencia, en aguas mediterráneas, de un triángulo similar al de las Bermudas, en el que también ha habido, en los últimos 50 años, casos de desapariciones y accidentes de aviones, barcos e incluso de submarinos. Este simbólico triángulo abarcaría una zona en la que existiría un núcleo de energía magnética terrestre, al cual supuestamente se acercarían los Ovnis para extraer dicha energía. Los tres puntos o vértices del triángulo tienen una forma similar a la de las pirámides. Y son el islote de Es Vedrá, el peñón de Ifach, en Calpe, y unas montañas cercanas a Alicante.
Este triángulo simbólico tendría mucha relación con el culto de la diosa cartaginesa Tanit, la diosa de los vivos y de los muertos.

El triángulo citado podría crear un campo marino de atracción energética, lo que explicaría, entre otras cosas, la desorientación de las palomas mensajeras, que como se sabe se orientan ellas mismas siguiendo las cforrientes electromagnéticas de la atmósfera, en determinadas "zonas de silencio" dentro de dicho triángulo, donde también se alteran los radares o los equipos de radiocomunicación.
 
 

En los últimos 25 años y en no pocas ocasiones se ha hablado,estudiado y escrito, no sólo en los medios locales de comunicación, sino en periódicos y revistas nacionales y de varios países del extranjero,del alto número de avistamientos de Ovnis en las Baleares, particularmente en Ibiza y Formentera.
Se han visto luces extrañas sobre el islote Conejera, que no siempre podían ser confundidas con el planeta Venus. En una de esas ocasiones, observada en 1973, una bola de luz bajó siguiendo la vertical del faro y apagó su luz durante más de un minuto y medio (el faro lanza destellos de luz 15 segundos en cada una de las cuatro direcciones, minuto tras minuto), desapareciendo posteriormente, al parecer, en el mar.

Fue en el mar, también, a quince millas de Formentera, cuando los 20 tripulantes del barco butanero "Tamames", que hacía la travesía desde Alcudia a Cartagena, se llevaron el que a buen seguro fue uno de los mayores sustos de su vida. Era en la noche del 6 de febrero de 1979.
Atónitos y asombrados, los marineros vieron no menos de cincuenta Ovnis que a lo largo de unas seis horas aparecieron cerca de su barco. Las brillantes luces comenzaron sobre las nueve de la noche y contaron que parecían luces de señales, pero no estaban estacionarias;todas se movían en una y otra dirección, se detenían o incluso se aproximaban hasta muy cerca del barco. Eran de color amarillento y el radar del barco las detectó como enormes señales, registrando que eran algo sólido y real y no un producto de la imaginación. La tripulación contó más tarde que parecían bolas de fuego de distintos colores, moviéndose en el horizonte.
Al llegar a Cartagena a la mañana siguiente e informar a las autoridades de Marina,no hubo ninguna explicación oficial, pero el caso llegó a los medios de información de todo el mundo.Días más tarde se intentó explicar que eran "paracaidistas en maniobras nocturnas, que utilizaban linternas", algo totalmente absurdo e ilógico,pues nunca se supo de maniobras parecidas en esas fechas.

Otro de los casos significativos fueron las extrañas masas de luz observadas en julio de 1978 en los cielos de Santa Eulalia, sobre el mar. En esa ocasión se pudo contar con un teodolito de 180 aumentos propiedad de un profesional que se encontraba entre los numerosos testigos.
Desde las once de la noche de un lunes hasta las seis de la madrugada del martes se pudieron observar dos grandes focos de luz blanca, que se desplazaban y en algunos momentos llegaron a alcanzar velocidades muy altas. Las brújulas sufrieron importantes desviaciones magnéticas. Una de las luces medía 17 metros de alto y 13 de largo, y a través del teodolito se veía una forma simétrica, con cuatro focos situados sobre una especie de plataforma. La otra mancha de luz, más pequeña, tenía un solo foco.Una de las veces, la gran masa de luz amerizó y volvió a levantarse de la superficie del mar, media hora más tarde.

Otro caso ocurrió en la tarde del 10 al 11 de julio de ese mismo año 1978.En la noche de ese mismo día, se vieron tres ovnis cerca de los Pirineos franceses. Pero en Ibiza, dos niños de diez años que jugaban cerca de can Cifre, a unos dos kilómetros de la ciudad, contaron haber visto a un hombre alto, de más de dos metros, vestido con túnica blanca con tiras negras verticales en la parte anterior y llevando en el pecho como una estrella dorada. La capucha de la túnica le cubría la cabeza, dándole una apariencia de "monje".
Los niños relataron haber visto, al bajar del árbol sobre el que jugaban, un objeto luminoso de color gris y forma de huevo, elevado a pocos metros del suelo. El monje no estaba solo. Su acompañante tenía toda la apariencia, siempre según el relato que se ha conservado de esos testigos, de un robot. También alto, de vestidura plateada y como metalizada, cabeza aplanada por arriba, rendijas verticales en vez de ojos y antenas que parecían partir de la base posterior del cráneo. Los chavales huyeron,asustados, no sin antes haber observado a aquella extraña pareja durante algunos minutos.
Se puede pensar si aquello fue o no fue un "encuentro en la tercera fase". Pero aquellos niños no tenían por qué haberse inventado semejante historia. Y si acaso lo hicieron, supieron hacerlo muy bien. De cualquier forma, el caso quedó ahí como un testimonio más de la presencia de "cosas raras" y "fenómenos raros" en nuestra isla.

Y el último caso que contaré aquí esta noche fue el que vivió un industrial ibicenco,del que no estoy autorizado a revelar su identidad. Le ocurrió una noche de mediados de enero de 1980, viajando en coche desde las Salinas a Ibiza. Era alrededor de medianoche y estaba escuchando la radio. En un momento dado el aparato empezó a hacer ruídos, en todas las emisoras, hasta que se paró por sí solo. Entonces una luz fuerte, desde atrás, sobrevoló su vehículo, quedando el coche paralizado, con las luces apagadas, el motor bloqueado en seco. El testigo contó que una luz cegadora le envolvió y que segundos antes de perder el conocimiento, le pareció ver unas figuras "parecidas a esqueletos" que se le acercaban, o parecían estar allí junto a él. El hombre despertó dos horas más tarde y se encontró, asombrado... a la entrada de Ibiza. Aún aturdido, sin saber qué le había sucedido, buscó en Figueretas un teléfono, llamó a un amigo, y ambos, en el vehículo del amigo, fueron a buscar el coche del protagonista de aquella rara experiencia. Allí estaba, donde se había parado, y funcionaba perfectamente.

"No sé lo que me pasó en esas dos horas - nos contó aquel hombre-, no puedo asegurar nada. Sólo sé que me desperté, tumbado en una cuneta, y recuerdo haber tenido una sensación de fastidio por despertarme, porque sentía que me encontraba muy bien, muy feliz. No estoy loco,ni enfermo; soy una persona cuerda y muy normal, tengo familia e hijos, un trabajo en el que se me conoce y respeta. Ignoro qué era aquello, qué querían de mí...sólo sé que vi lo que vi, y me pasó lo que he contado, no me invento nada".
Podría, sin duda, citarles más casos y ejemplos, como algunos testimonios de pescadores y marineros que aseguran haber visto pasar bajo sus embarcaciones grandes masas oscuras o a veces con alguna luminosidad, que podían ver desde babor y estribor al mismo tiempo, y que no eran ballenas ni grandes peces; o de gentes que han visto entrar y salir luces extrañas del mar... pero no quiero abusar de su tiempo ni de su paciencia, señoras y señores, ni alargar ya tampoco mucho más esta charla.

LOS REYES MAGOS Y LA ESTRELLA DE BELÉN