Delegación fundada el 3 de Abril de 2003

.
Historia IIEE
Fundamentos IIEE Chile
Contacto
.
 
 
 
.
.
UFOLOGÍA
.
TRAUMATICA EXPERIENCIA DE UNA COMPAÑÍA DE INFANTERIA DE REGIMIENTO CHILENO EN EL NORTE DEL PAIS
.
.
La Compañía de soldados conscripto a marchaba al paso “marcha-camino” al mando de un capitán y un teniente de maniobras de terreno a fin de dar cumplimiento a órdenes emanadas del mando superior, en cuanto al avance de tropas sobre terreno descubierto y supervivencia en zonas desérticas. La marcha y salida del cuartel se había iniciado a las 7,00 de la mañana y salvo un breve descanso para reponer energías, la tropa se había dividido en patrullas a cargo de sub-oficiales y efectuados ejercicios de aproximación sobre posibles fortificaciones enemigas.
.
Una patrulla compuesta por 10 hombres avanzaba fatigosamente al mando del teniente José Vega entre las dunas del desierto. El sol que caía a plomo hacía dificultoso el paso de la tropa y el peso de la mochila y armamento parecía aumentar a medida que las horas iban desgranándose en un paisaje siempre monótono y seco. El teniente que marchaba a la cabeza seguido a pocos pasos por el sargento Quezada, habían iniciado la subida a un repecho o talud de arena que rodeaba una hondonada que se insinuaba a la distancia. Una vez ganada la altura el teniente volvió a fin de echar una ojeada a la tropa que ya iniciaba el ascenso al talud, fue en ese momento cuando el sargento Quezada que también observaba la hondonada, se volvió nervioso y le comento a su teniente “Permiso, mi teniente Vega, porque no echa un vistazo a la hondonada nuevamente, parece que hay algo en el fondo, algo raro creo yo… “
El interpelado se volvió y cogiendo sus prismáticos los enfoco al fondo de la depresión, su rostro adquirió la forma de una máscara de sorpresa y sobresalto y dando un salto, se volvió a la tropa que ya se encontraba en la cima del talud… su voz resonó como un latigazo en el silencio del desierto y ordeno: Atención, desplegarse en línea de tiradores y al suelo. Los hombres obedecieron al instante, preguntándose mentalmente cada uno, que cosa había visto el teniente para una orden tan imprevista y enérgica. Muchos alargaban el cuello tratando de distinguir a la distancia y en el fondo de la quebrada, lo cual había causado tanto sobresalto, pero sólo alcanzaban a distinguir una masa grisácea en forma de hongo que sobresalía de la superficie del terreno, pero lo que el teniente había visto por medio de sus prismáticos, era ni más ni menos que una máquina completamente redonda, de color acero plomiza y con un diámetro de más de 80 metros, que se encontraba posada en el fondo de la hondonada, apoyada sobre 4 patas que se hundían en el suelo arenoso de la quebrada.

La distancia que los separaba era de unos 100 a 150 metros, enfocando con mayor precisión el lente, el oficial afirmado sobre sus codos pudo observar que, bajo esta enorme masa, deambulaban algunos seres, dando la impresión de que estaban inspeccionando la máquina o reparándola. Después de algunos minutos de observación y espera, la voz del oficial se dejó oír nuevamente y esto era una “orden”: Cargar y sacar seguro, alza 200 metros, apuntar a blanco en el fondo de la quebrada, apunten y disparen. La orden se cumplió al instante.

El tableteo de los fusiles-ametralladoras rasgo el aire y el silencio fue roto por las detonaciones. Tres ráfagas seguidas fueron a chocar contra el suelo arenoso donde descansaban las patas de la máquina, levantando un fino velo de polvo. El oficial volvió a enfocar sus prismáticos sobre el objeto mencionado y alcanzó a ver como los hombrecillos que se encontraban bajo la enorme seta, con pequeños saltos estaban introduciéndose en la máquina rápidamente, lo que una vez realizado, se escuchó como un suave ronroneo y el enorme hongo se levantó verticalmente de su sitio, estabilizándose más o menos a una altura de 40 metros, donde detuvo su ascenso y quedo balanceándose en el espacio por breves instantes. De pronto de una protuberancia que sobresalía de su superficie, salió un rayo u rayo de color verdoso que dio de lleno en el pelotón que aún se encontraba tendido en el suelo en línea de tiradores y con las ramas listas para iniciar nuevas descargas. De pronto un gran vocerío de los soldados se dejó sentir, los gritos y quejidos se escuchaban por todos lados ¿Qué había pasado?
.
El oficial se encontraba volteado de lado, los prismáticos habían rodado de sus manos y se lamentaba en forma intermitente. El sargento Quezada tenía las manos sobre su rostro completamente enrojecido y su metralleta yacía algunos pasos más allá, de los 10 conscriptos. De estos conscriptos cinco de ellos yacían muertos, completamente quemados y el resto se quejaba a grandes voces. El rayo había desaparecido tan súbitamente como había aparecido y la máquina con un balanceo formidable, subió verticalmente a una terrorífica velocidad perdiéndose en segundos en dirección al mar. La patrulla fue localizada unas horas más tarde y se comprobó los hechos narrados. Sobre el fondo de la quebrada solamente quedaban grandes huellas que se profundizaban unos 30 cms en la arena del suelo, nada más. El teniente fue trasladado a la enfermería del cuartel, junto con el sargento Quezada, donde se le diagnostico quemaduras de tercer grado, fiebre altísima, vómitos y diarreas, lo que hizo necesario su traslado a Santiago, junto con el suboficial indicado. El teniente acusaba perdida de la memoria y desvarío, lo que hizo aconsejable un tratamiento psiquiátrico, el que se prolongó por largos 8 meses, finalmente fue dado de baja de la Institución, por inhabilitación física y por necesidades de servicio. El suboficial Quezada una vez dado de alta fue destinado a una unidad al sur del país, donde se perdió su rastro.
.
ALGUNOS DATOS DE LO OCURRIDO

Lugar: Desierto de Atacama

Hora del suceso 11,00 a 12,00 del día aproximadamente

Fecha : Abril o Mayo de 1986

Testigos: Compañía de Infantería de un Regimiento nortino chileno. (se mantiene anónimo)

NOTA: Según la fuente donde se recogió este suceso, el hecho es verídico y aconteció tal cual fue narrado. Sólo los nombres de los militares son ficticios para resguardar sus personas, pues la información presente se filtró mientras aún estaba el sumario abierto.

Fuente: Boletín AGNITIO (Nº 11 - 1989)
Archivos IIEE de Chile
.
.
 
El IIEE de Chile no se responsabiliza ni comparte necesariamente la opinión de todos sus colaboradores en los escritos publicados.
IEE Delegación Chilena © 2003 - 2008. Todos los derechos reservados.