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EL “MANA” ENERGIA MISTERIOSA EN RAPA NUI |
La historia de Rapa Nui no es una historia tradicional ni concreta, es simplemente un conglomerado de leyendas sazonadas con todo tipo de ingredientes y en este punto han colaborado quizás inconscientemente muchos europeos que llegaron en primera instancia al lugar.
El padre Sebastián Englert ( *) que llegó a la isla en el año 1917 y permaneció hasta su muerte en 1968, entre muchos otros, al tratar de dar explicaciones a una serie de lagunas y misterios de la isla solo sirvió para dar mayor cobertura y reafirmar los cientos de historias respecto al origen del pueblo de la isla, historias que se han ido copiando y traspasando de escrito a escrito, creando el mayor desbarajuste respecto a la isla.
Uno de los temas que ha permanecido inalterable es respecto "al caminar de los moai" y la fuerza misteriosa que los movería según la tradición antigua. El mana.
El Padre Sebastián no dudaba en mencionar el mana, como una energía espiritual cuya utilización estaba en manos de los brujos y algunos elegidos de la isla, en respuesta trascendente a las consultas de cómo se trasladaban los moai. ¿Se movían los moai milagrosamente?
Según algunas leyendas pascuenses los arikis (reyes), al igual que los faraones egipcios, eran descendientes directos de Dios, por lo tanto, compartían su poder divino. Cada ariki era capaz de fertilizar los campos con su mente, acercar los peces a la costa, y hacer que las rocas fueran más livianas. Todas estas leyendas han motivado que la palabra levitación, más de alguna vez presente, acompañe especulaciones al respecto del traslado de los moai.
Francis Mazière, autor francés no duda en hacerse preguntas respecto a este enigma del desplazamiento de estas enorme estatuas petreas. Según Maziére el toromiro, es una madera totalmente ineficaz para soportar el peso de estos. No le falta razón. Más aún cuando el mismo clima de la isla debilitó enormemente la forestación de este arbusto, y la estadía de Jean-Baptiste Onésime Dutrou-Bornier (1834-1876) con rebaños de corderos hicieron que la poca vegetación de Rapa Nui casi terminará definitivamente. El toromiro ha sido replantado hace unos pocos años atrás luego que fueron traídas semillas desde Europa donde habían sido traslado algunos ejemplares de toromiro.
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Este autor francés quizás sea el primero que observa el término "mana" bajo otros prismas de análisis, expresa: "La parapsicología hallará tal vez su vibración en esta isla de tan confuso magnetismo". Además, Francis Maziére escribió: "Los moai vigilan las fuerzas de los vientos de la Antártica y transmiten esos poderes a una gran piedra volcánica roja que limita el triángulo de las islas del Pacífico."
Según la tradición, la cual debemos interpretar con mucho cuidado en Rapa Nui, el mana era poseído por dos hombres, seguramente el Rey y un jefe espiritual quien repartía esta fuerza entre las estatuas para que estas se desplazaran de sus lugares de orígenes.
Quizás las teorías de fuerzas electromagnéticas o de fuerzas antigravitaciones nos resulten casi de ciencia-ficción, pero más de un estudioso no ha desestimado este apartado, ya que en famoso rito del Hombre Pájaro también se utilizaba esta "fuerza misteriosa" y al parecer cuando se preparaba el moai colocando el rodete de piedra caliza sobre su cabeza (el Pukao), y se cubría con coral blanco los ojos de las estatuas, estos enormes monumentos pétreos adquirían un significado mágico, una especie de ídolo "cargado" que repartía el fluido del mana sobre la isla y sus habitantes, (no hay que olvidar que los moai eran colocados mirando hacia dentro de la isla según algunos estudios arqueológicos). |
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En este punto es aconsejable mencionar al quizás asombrado lector que en algunas culturas antiguas como la tibetana se les atribuye especial importancia a los sonidos. El sonido encierra una fuerza oculta y más aún los infrasonidos según estudios recientes se sabe que influyen en la voluntad y el estado de ánimos de las personas, incluso algunos científicos han experimentado con fortísimos ultrasonidos capaces de alterar el comportamiento del átomo. Una de las propiedades mágicas atribuidas al sonido es que puedan mover objetos y hacerlos levitar. En el año 1939 el Dr. Jarl, de origen sueco aseguró haber sido testigo cómo monjes tibetanos hacían levitar enormes piedras y las cambiaban de lugar utilizando tambores y trompas. Esta operación vetada para los occidentales la pudo observar ya que tenía amistad con uno de los monjes que había conocido en Oxford. Este privilegiado doctor pudo determinar que las notas de los instrumentos, las distancias, y la movilidad de las piedras y su lugar de depósito estaban cuidadosamente determinados. Incluso en el año 1992 la revista “Electric Spacecraft”, aseguraba que un músico con una simple guitarra eléctrica y su amplificador había conseguido levitar un objeto por unos cinco segundos. Quizás sonidos y armonías en frecuencias por debajo de los 30 Hz fueran capaces de provocar ondas de presión de propulsas en a un objeto situado a una distancia determinada. ¿Ciencia-ficción al borde de la realidad? Esta idea queda como curiosidad y para ser tomada en cuenta como otra aportación “mágica” respecto al movimiento de estas enormes estatuas pétreas de en esta isla, aún bastante desconocida en cuanto a su historia.
La clave de muchos de los enigmas que aún perduran en la Rapa Nui seguramente será aclarado poco a poco, a medidas que el origen de sus primeros habitantes sea identificado.
La teoría oficial proveniente de los años 1886 enunciada por J.L.Gardnier y que nos habla del origen polinesio de los antiguos habitantes de la isla ha sido avalada por antropólogos modernos, pero también existe la teoría del origen americano de la población de Polinesia.
Thor Heyerdahl, el antropólogo noruego ya mencionado en este trabajo, en el año 1987 descubrió una muralla de mampostería que avalaría esta teoría. Esta expedición en la cual se incorporaron los españoles Antoni Pujador y Francesc Amorós, quienes conjuntamente con el ingeniero chileno Pablo Teutsch declararon que, esta base de una gran muralla de mampostería tenía encajes perfectos, lo que demuestra que la teoría de una emigración procedente de los altiplanos latinoamericanos podría ser factible ya que, los polinesios jamás trabajaron tan perfectamente la piedra. Aunque nada es definitivo las teorías del origen de los isleños también se añaden al traslado de sus estatuas.
Últimamente estudios realizados en la Universidad de Los Ángeles por la arqueóloga Anne van Tilburg, quien ingresó los datos en un ordenador y elaboró un "software" simulando todas las posibilidades técnicas de transporte, eliminó la posibilidad que el traslado de los moai fueran arrastrados por sogas.
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La explicación más verosímil, según los resultados de la prueba, es que los colosos se colocaron sobre dos troncos de palmera dispuestos en ángulo agudo. Bajo ese soporte se ponían transversalmente otros troncos, que rodaban bajo el peso de la piedra. Repitiendo muchas veces la operación, la estatua se desplazaba con razonable velocidad. Cuando llegaban a destino, las esculturas se alzaban colocando tierra y piedra bajo su torso. Los troncos usados para el transporte servían como palanca, hasta, que el coloso se apoyaba en una especie de rampa y entonces se lo empujaba hacia la posición vertical. La arqueóloga americana dio un nombre a su teoría, que denominó "rampas de lanzamiento".
El estudio por ordenador dio algunas sorpresas, pues al estudiar los huesos de los antiguos pobladores de la isla, las dimensiones de sus cuerpos, su fuerza y la cantidad de calorías necesarias para un trabajo duro, se dio como resultado que se necesitaron un promedio de 63 personas que trabajaran cinco horas por jornada durante seis días. Para ponerlo en pie, las mismas personas debían trabajar otros seis días. Esta teoría explicaría la guerra que estalló en la isla, ya que el culto de los pobladores a los moai restaba brazos a la agricultura y la pesca, y el deterioro ambiental fue consecuencia de talar indiscriminadamente a los árboles. Lógicamente hubo entonces carestía, lo que generó el conflicto.
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A pesar que estos estudios hechos por la arqueóloga de California, Anne Van Tilburg de mucho prestigio, no pasa de ser una hipótesis más respecto al traslado de los moai, aunque la tradición y la leyenda de esta isla mágica, situada en pleno Océano Pacífico, nos siga hablando de una fuerza vital llamada mana, que hace caminar a los moai, y los puede desplazar a sus puestos de observación al infinito.
Ciertamente la mayoría de los científicos convencionales no admiten este tipo de acontecimiento, aunque ante esta explicación tan trascendente respecto al mana, no cabe duda que los moai adquieren un sentido casi religioso e irracional.
(*) La visión oficial sobre el padre Sebastián Englert, quien según algunos estudiosos fue un gran aporte a la conservación de la cultura pascuense, otros no comparten esta opinión, mencionando el contagio de una creencia foránea a la isla e incluso más de alguno lo ha indicado como destructor de las tablillas rongo-rongo |
NOTA: Según consultas la palabra moai no acepta plural, quedando siempre como “los moai”
Archivos Luis Altamirano
IIEE de Chile
Adaptación texto:
Raúl Núñez
Para consultas de lectores sobre este tema:
La tierra de Hoto Matu'a (Año 1948) Imprenta y Editorial San Francisco – Sebastián Englert
Primer siglo cristiano de la Isla de Pascua, 1864-1964 – Sebastián Englert
Fantástica Isla de Pascua, Editorial Plaza & Janes, Año 1966
El sueño imposible de Antoni Pujador (1948-1993) Autores: Francesc Amorós i Gonell
Editores: Barcelona: Sirpus, 2006 Año de publicación: 200
Leyendas de Isla de Pascua, Padre Sebastián Englert – Ed. Rapanui Press
Operación Rapa Nui – Antonio Ribera. Ed. Pomaire – Año 1975
Aku Aku – Thor Heyerdahkl – Ed. Juventud, Año 1968, traducción Antonio Ribera.
Diccionario Rapa Nui – CONADI
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