Prontamente mis divagaciones empezaban a rayar en los cuestionamientos y a formular metodologías para buscar una posible explicación: ¿Qué habría de malo de buscar una hipótesis alternativa, a parte de lo que podría decir los profesionales de la ciencia? Por ejemplo; mi buena amiga Bárbara Barbatelli que es una investigadora perseverante de los fenómenos anómalos en Italia y una fiel creyente de la hipótesis de los antiguos astronautas, me había comentado que hubieron personas, cómo el estudiante estado unidense de arqueología y antropología George Hunt Williamson, que en 1961, publicó el libro “El secreto de Los Andes” en donde narra que el continente americano encierra en las inexploradas regiones de su parte sur misterios que aún no han sido develados. Es en uno de estos lugares contiguos a la Cordillera de Los Andes en donde se alojaría una comunidad conocida como “La Hermandad de los siete rayos”, esta comunidad tendría principios basados en el ocultismo y el esoterismo. La pregunta que habría que hacerse es ¿Podría tener este grupo alguna relación con el sitio descubierto tomando como cierta la hipótesis de Hunt?
Otra hipótesis que también pudiera considerarse es la de “Los antiguos Astronautas” en donde sus teóricos sugieren que las pruebas de visitas extraterrestres se pueden encontrar en todas partes del mundo. Indudablemente, en primera instancia, se podía asegurar que este planteamiento no era descartable ya que Chiloé, siempre ha sido considerado una zona mágica por excelencia y es donde anualmente sus habitantes están continuamente reportando avistamientos con fenómenos anómalos.
Indudablemente hay mucho material en equipo videográfico que quedó registrado y mientras escribo la segunda parte de este reportaje, empiezo a contactar a profesionales de diferentes áreas, tanto científicas como no científicas para poder tener diferentes puntos de vistas.
Luego de un tiempo de explorar el territorio llegó otro momento cúlmine de mi experiencia, puesto que en la inspección del lugar pude tropezar con dos piedras que se incrustaban en el camino de forma rocosa, al observar estas rocas pensé inmediatamente que ellas podrían ser un punto clave para determinar el origen de la zona. Con mucho entusiasmo y alegría las recogí y con gran sorpresa observé que una de ellas aparentaba tener unas especies de marcas que asemejaban una especie de escritura y la pregunta surgió inmediatamente en mi mente:
¿Realmente tendría algún asidero en pensar que estaba ante los vestigios de una civilización perdida que podría haber sido el hogar de una raza antiquísima que hace miles de años habitó un continente que fue devastado por cataclismos y algunos supervivientes buscaron refugios en el resto de los continentes? ¿o simplemente estaba parado frente a unas caprichosas formas rocosas que extrañamente la naturaleza se había encargado de esculpirlas para luego dar espacio a la imaginación?
Nota adicional:
Cuando me encontraba preparando este escrito, me dirigí a la quinta región para atender asuntos relacionados a temas personales. Con una coincidencia y sincronía increíble me topé con una amistad de la zona quien me comentó que, en las orillas rocosas de una playa, localizada a unos kilómetros de mi lugar de residencia en la región, algunas personas comentaban la existencia de un supuesto portal, de hecho, mi informante me comentó que si bien no era un secreto a viva voces, de vez en cuando era posible ver algunos grupo New Age , cómo también practicantes de Yoga cerca del lugar. Por mi parte al sorprenderme al escuchar tamaña aseveración, decidí emprender inmediatamente la misión de encontrar la localización del supuesto portal.
Luego de explorar por un par de horas sobre los roqueríos del sector, finalmente mi misión recibía su recompensa. Sobre una gran roca ubicada contiguamente a una playa de Algarrobo, se esculpía perfectamente una misteriosa puerta. Realizando una pequeña escalada pude llegar al lugar y al estar a unos pasos de mi destino, pude verificar la presencia de unas extrañas formaciones (aparentemente de carbón). |