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CASO Nº 8
 
Lugar
: Base Aérea La Joya , Arequipa , Perú
Fecha

: 11 de Abril de 1980

Hora
: 07:15 hora local
Testigos
: Piloto, Torre de Control y personal militar
Tipo de Aeronave
: Sukoi 22
Duración
: 25 minutos
Detección Radar
: Sí
Tipo de caso
: Quinto Tipo
Fuente : CFI (Coalition for Freedom of Information) Conferencia de Washington, 12 de Noviembre , 2007

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Descripción : A las 7:15 d e la mañana se encontraba en formación la totalidad del personal militar que trabajaba en la Base Aérea de La Joya, Arequip, cuando en el sector se observó un extraño objeto que se encontraba estacionario 13 a cinco kilómetros a unos 2000 pies de altitud (600 mt.) .
Este extraño objeto, que parecía un globo, llamó la atención del personal de la Torr e de Control, el cual lo reportó al Comando de Operaciones, ya que emitía luminosidad, explicada inicialmente por el brillo del sol .

Cuando comenzó su desplazamiento, la autoridad militar dispuso la salida de un avión de combate para indagar este reporte y descartar l o que hasta ese instante se presumía como un aparato de espionaje.
Quince minutos después, despega un avión Sukoi 22, piloteado por el Teniente Oscar Santa María Huerta, en un plan de vuelo para Operación Aérea Militar 12 , con la misión de enviar un informe desde el aire y , s i era necesario, hacer empleo de las armas de la aeronave . Realizadas las consultas por las diferentes frecuencias de comunicaciones , si n obtene r respuesta , Santa María recibió la orden de disparar y dar de baja este extraño aparato .

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Avión SUKOI 22, Fuerza Aérea de Perú
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En el cumplimiento de esta disposición , desde el avión fueron expulsados 64 cohetes de 30 mm . cada uno, dentro de los cuales un número indeterminado de ellos pegó de lleno en el objetivo, sin causarle daño alguno. Una vez realizado el ataque, este objeto comenzó a ejecutar maniobras de ascenso y descenso entre los 150 y 55.00 0 pies, saliendo en tres oportunidades de a mira del avión de combate .
En el último intento por centrar el objeto en la mira, el piloto se acerca a una distancia de 100 metros y logra realizar una descripción del aparato, señalando que era una plataforma discoidal, de unos 10 metros de diámetro, de color crema, con una cúpula en el centro de la base circular metálica. En aquella comunicación, también informa que no logró observar un mecanismo de propulsión ni sustentación, así como también que, carecía de ventanas, por lo que def initivamente lo reportó como un OVNI. Posteriormente a este informe , luego d e 22 minutos de maniobras, el piloto decide regresar a la base, y a con escaso combustible y sin municiones.
Una vez aterrizada la aeronave, el extraño objeto volvió a descender y se mantuvo realizando maniobras en posición vertical a la base aérea por una hora, con la totalidad del personal observándolo, además de ser detectada su presencia en el radar , por lo que las operaciones aéreas fueron suspendidas hasta que desapareció .
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Santa María, piloto del SUKOI 22 de la Fuerza Aérea del Perú.
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Análisis aeronáutico del caso: Debido a que el Teniente Coronel Óscar Santa María Huertas dio lectura de su testimonio en la Conferencia de Washington, Estados Unidos (Nov. de 2007), es que se conoce mundialmente el caso del que fue protagonista. Es decir, pese a los años que han transcurrido y a las diferentes interpretaciones que se le pudiesen suministrar a esta situación, la versión oficial que la Fuerza Aérea del Perú (FAP) dio a conocer una vez concluido este extraño incidente, es la misma que hoy se maneja a nivel aeronáutico y nunca ha sufrido intervenciones. Las razones, quizás las dos más importantes, son que nunca existió la intención de realizar un ocultamiento de lo sucedido por parte de las autoridades de la época, y por otro lado, la cantidad de testigos, todos militares con un alto grado de calificación en materia de aviación, hicieron poco probable que se modificara lo que realmente sucedió la mañana del 11 de Abril de 1980.
Desde el punto de vista aeronáutico, es necesario consignar varios antecedentes para un análisis concreto.

En primer término, independiente de la hora en que sucede esta observación sobre la Base Aérea de la Joya, es lógico que despertara la atención de los mandos de la unidad militar, debido a que si el objeto no fue previamente detectado por los radares y permanecía en Vuelo Estacionario13 a una distancia no mayor a tres millas náuticas (5 kilómetros) de la base, se comenzó a especular que el aparato en el aire podría ser algún tipo de aeronave no tripulada con tecnología de Guerra Electrónica9 de algún país vecino, el que habría tenido como objetivo realizar espionaje sobre las actividades militares realizadas en la base.
Esta apreciación inicial, determina el envío de un avión de combate Sukoi 22 de fabricación Rusa, con tecnología de punta para la época, el cual volaría el piloto de turno de ese día, el Teniente Oscar Santa María Huerta.
En este fundamental punto, es necesario conciliar que en un importante número de reportes de observaciones de OVNIs, en el mundo y sobre todo en Chile, está presente la crítica por parte de investigadores que señalan que, una vez denunciado el hecho a las autoridades aeronáuticas, hablamos de aeropuertos y centros de control, se percibe la ausencia de aeronaves de combate o de exploración militar, que verifiquen la observación denunciada.
Para este cotejo se debe considerar que, es cierto que en la gran mayoría de las denuncias de objetos voladores no identificados, no se realiza una inspección de aeronaves militares, esto los ufólogos lo utilizan como argumento de ataque hacia las autoridades civiles y castrenses, por su supuesta incompetencia en el tema. Pero como contraparte, tal cual lo reflejamos en el segmento introductorio de este libro, lo que se denuncia generalmente obedece a una interpretación subjetiva de los testigos, y lo que se observa en los cielos no necesariamente puede tratarse de un aparato aéreo, sino de cualquier otro fenómeno que no requiera de la observación cercana por parte de aeronaves militares. Diferente es el caso de un reporte, en el que, una vez descartadas las posibilidades de explicación, requiere de una
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Encuentro del Avión SUKOI 22 de la Fuerza Aérea del Perú en su encuentro
frontal con el OVNI
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inspección más detallada y el envío de aeronaves de combate, como ha ocurrido en reiteradas oportunidades en el norte de Chile, información que no está precisamente a disposición de la prensa local y menos de los investigadores autodidactas.
En el caso de la Joya es similar la situación debido a que, una vez descartada todas las posibilidades de explicación, entre las que se cuentan chequeo de tráficos en la zona, actividad de estudio meteorológico o globos publicitarios, etc., la posibilidad más probable indicaba que se tratase de algún aparato de espionaje, por las circunstancias geopolíticas de la época.
Dadas esas premisas, el avión despega buscando algún tipo de señal radial en las frecuencias conocidas, en relación a esta extraña aeronave no identificada. Todo avión de combate, en una misión de reconocimiento, debe confirmar la identificación de la aeronave investigada, previo a las advertencias y orden de aterrizaje inmediato. Esta primera indagación, la realizó el entonces Teniente Santa María, previa coordinación y comunicación con la Torre de Control de la Joya.
Tal como señala en sus declaraciones, al no recibir respuesta del tráfico, ascendió con su aeronave a 2000 pies (600 metros) y esperó la orden desde el Centro de Operaciones en tierra para disparar.
Dispuesto el ataque, y este comenzó en una primera instancia con 32 cohetes, los cuales no llegaron en su totalidad al blanco, y prosiguió con 32 más, los cuales llegaron al sector del objetivo, incluso impactando en él un número no menor a diez.
Tal como lo relató en forma personal, Santa María observó un detalle que de inmediato le hizo percatarse de que tal aparato no correspondía a una aeronave de espionaje, ni tampoco algo conocido, ya que cuando observó el impacto de los cohetes de cabeza de 60 milímetros recibidos por el aparato, detectó un extraño comportamiento y movimientos de su superficie, como si absorbiera la munición lanzada.
En una conversación personal, Santa María hace una analogía de esta observación, haciendo referencia a que, al lanzar a una laguna o piscina un puñado de piedras, el agua absorbe los objetos lanzados y queda en movimiento. Pues bien, el objeto absorbió los cohetes, mantuvo un extraño movimiento en su superficie y luego de unos instantes volvió, a quedar rígido.
Los cohetes de 30 milímetros lanzados por la aeronave de combate, poseen una capacidad de fuego tal, que una cortina de 60 de estos elementos belicos permiten la destrucción de un puente de 300 metros de largo, por mencionar un ejemplo. Por lo tanto, una aeronave en vuelo estacionario que reciba esta carga, si es que no es destruida completamente, al menos no podría mantenerse en el aire.
Una vez realizado el ataque, con los resultados ya expuestos, Santa María se comunicó con el Centro de Operaciones en espera de nuevas órdenes, las cuales fueron que siguiera al extraño aparato, el cual había comenzado un rápido ascenso en vertical.
Siguiendo las instrucciones, el piloto asciende hasta los 11.000 metros (36.089 pies) en persecución del extraño aparato, con la intención de colocarse sobre él para, una vez más, lanzar otra carga de municiones e intentar derribarlo. El ascenso y desplazamiento del objeto, se realizó en una distancia aproximada de 40 millas náuticas, es decir, a 84 kilómetros de la base.
En esta posición, Santa María realiza un llamado al Centro de Operaciones y a la Torre de Control, donde describe el extraño aparato y da a conocer su apreciación estando a 100 metros de él. Es entonces que lo describe como una plataforma discoidal, de unos 10 metros de diámetro, de color crema, con una cúpula al centro de la base circular metálica, no logrando percibir a simple vista un mecanismo de propulsión o motor, ni superficies de control que permitan la sustentación, tales como alas, así como también carecía de ventanas, por lo que definitivamente lo reportó como un OVNI. Aunque en su percepción personal, el piloto sabía de antemano que se trataba de un fenómeno aéreo no identificado.
En tres oportunidades, Santa María tuvo en la mira a este objeto, y señala que éste comenzó a jugar en el aire con el Sukoi 22 en el radio de 40 millas, ascendiendo y descendiendo en repetidas ocasiones por un lapso de 22 minutos, a la vista de los testigos que se encontraban en tierra y finalmente descendiendo violentamente sin potencia con el propósito de ahorrar el poco combustible que les quedaba, para esta forma asegurar un normal aterrizaje.
También señala el piloto, que por un efecto de cuidado de las aeronaves, no era recomendable dejar los estanques de combustible llenos de un día para otro, considerando que no necesariamente volaban todos los días, por lo que solamente se cargaban instantes previos a las misiones de vuelo. En el caso de la aeronave de emergencia, el combustible que poseía en ese momento le permitía realizar un vuelo de 1:30 horas en condiciones subsónicas, a una velocidad promedio de 400 nudos (744 Km./h). Pero en este caso, en el cual desarrolló velocidades de combate cercanas al 1,7 Mach14, de acuerdo a sus máximas Performances15, el consumo lo limitó a un máximo de 30 minutos de operación, motivo por el cual a los 22 minutos abandonó la misión y emprendió el vuelo de retorno a la pista.
Otro antecedente de suma importancia, es que los testigos de este verdadero combate aéreo, fueron los 1800 efectivos militares que se encontraban en formación en la base aérea, los cuales, desde el primer avistamiento del objeto a las 07:15 de la mañana, hasta el término de la persecución, a las 07:55 aproximadamente, siguieron observando este aparato incluso después, puesto que permaneció en las proximidades de la pista hasta las 9:30, sin tener hasta ahora una explicación racional del fenómeno.
Como análisis de cierre, podemos señalar que la presencia y movimientos de este OVNI obligaron a suspender las operaciones aéreas de la base la Joya hasta pasado las 9:30 de la mañana de ese día, debido a que no se tenía noción de cómo podría interferir en ellas, ni de los potenciales riesgos que traería. Otros dos antecedentes de vital importancia entregados personalmente por Óscar Santa María, son que producto de los movimientos que logró observar en el aire, detectó un grado de inteligencia en el objeto, aspecto que incrementó la sensación de pánico vivida por el piloto en el aire, motivo por el cual posterior al vuelo, se mantuvo alejado de la actividad aérea por algunas semanas.
Probablemente la conclusión de mayor importancia que rescata el piloto es que, pese al ataque que éste realizó al OVNI, y a la inteligencia que percibió en la totalidad de las maniobras que realizó en el aire, en ningún momento percibió una respuesta hostil o algún indicio de un contraataque por parte del extraño aparato, el cual superaba en velocidad y condiciones de movimiento al avión Sukoi 22, detalle que mantiene hasta hoy a este Comandante en retiro de la Fuerza Aérea del Perú, con la sensación de que se enfrentó a un fenómeno con movimiento propio y perspicaz, que en cualquier momento pudiese haber realizado una maniobra letal para su vuelo, como el simple hecho de colisionarlo en el aire.
Dentro de los reportes existentes, este fenómeno aéreo anómalo es considerado un OVNI, ya que cumple las condiciones esenciales para obtener esa clasificación, primordialmente porque posee las características de superficie y de masa que le permiten ser detectado o reflejado por un radar. En segunda instancia, y conforme a lo reportado por el piloto, de los 64 cohetes lanzados por el Sukoi 22, un número cercano a 10 pegaron de lleno en el objeto, los cuales, siendo absorbidos no le causaron daño alguno. Paralelo a esto, la superficie que él describe como metálica obedece a que en todo momento reflejaba los rayos del sol de una mañana completamente despejada, y finalmente, las maniobras que realizó, hablamos tanto de ascensos y descensos bruscos como también de los virajes escarpados en 90º, no podrían haberse realizado desde una aeronave convencional, con las características propias de los diseños aeronáuticos conocidos.

CONCLUSIÓN

Dentro de los diferentes casos donde se reportan incidentes de aeronaves con FANIs, el ocurrido el 11 de Abril de 1980 es, bajo nuestra impresión, el informe más contundente y de mayor jerarquía al momento de realizar una comparación entre todos los existentes, ya que contiene todas las referencias necesarias, entre las que se suman el testimonio del piloto, la observación de la Torre de Control y de 1800 testigos calificados en tierra, la detección en el radar y el desarrollo mismo de un ataque directo por parte de la aeronave de combate, lo cual obligó al reconocimiento de este caso por parte de las autoridades peruanas de la época, lo que permite concluir que lo observado y sucedido aquella mañana en la Base Aérea de la Joya se trató de un incidente OVNI, hasta ahora el más importante dentro de la aviación mundial.
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