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CREENCIAS Y RELIGIONES
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LAS APARICIONES DE LA VIRGEN: ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN
Por: Moisés Garrido Vázquez

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Si hay un fenómeno de supuesta naturaleza sobrenatural que arrastre ingentes masas de fieles es, sin lugar a dudas, el de las llamadas apariciones de la Virgen. No hay más que visitar célebres enclaves marianos como Fátima o Lourdes, epicentros de multitudinarias peregrinaciones llegadas de todo el mundo. ¿Y qué encuentran en esos lugares tantos fieles católicos? ¿A qué se debe esa enorme devoción de milagrería popular? ¿Qué nos desea transmitir la Virgen María mediante sus portentosas manifestaciones?...
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Imagen cristianizada del caso Fátima – Pelegrinos en Lourdes
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Nada menos que 22.000 apariciones marianas hay censadas en la historia de la cristiandad (la primera tuvo lugar en el año 40 d.C., en Zaragoza, ante el apóstol Santiago). Una cifra más que considerable para caer en la cuenta de la tremenda importancia que el asunto tiene, no ya solo desde un punto de vista religioso, sino también sociológico y antropológico. Porque una cosa está clara: en el ser humano subyace una fuerte necesidad de lo trascendente. Hay algo que nos impulsa hacia lo maravilloso, allá donde esté. Y qué mejor alimento para muchas fervorosas almas católicas que acercarse hasta esos sagrados lugares donde supuestamente el “milagro” hace acto de presencia y, así, poder ser testigo directo de sobrecogedores acontecimientos celestiales. Son regalos de Dios, como señal de que siempre vela por sus hijos. A su vez, una clara advertencia para que nadie descuide su fe. La única garantía para obtener, tras la muerte, un lugar en el cielo y no en el infierno. O eso, al menos, es lo que muchos quieren creer…

Como cabría esperar, todo este gran movimiento de piedad popular que se ha creado en torno a las apariciones marianas ha sido estratégicamente manejado a lo largo de los siglos por la Iglesia católica. Ya se sabe: el rebaño hay que tenerlo perfectamente controlado. Ninguna oveja puede descarriarse. Debe permanecer en el redil para que no sea atrapada por las garras del Maligno, siempre al acecho de aquellos creyentes distraídos de sus obligaciones piadosas.

Es obvio que la masa puede ser manejada fácilmente, no así ciertos individuos que, desde la sombra, son los que verdaderamente manejan los hilos de muchas de estas apariciones. Porque según los devotos aparicionistas, en esos sitios se dan “milagros”, eventos que rompen radicalmente con las leyes naturales. Pero ¿no podrían estar equivocados? ¿Y si existiera explicación convencional para esos milagros? ¿Y si muchos de estos casos escondiesen únicamente un trasfondo lucrativo? ¿Y cuántos no tendrán un origen fraudulento? ¿Y no habrá detrás de esos movimientos marianos una dinámica sectaria?...

El tema es sumamente complejo y espinoso. Por eso siempre he considerado que debe abordarse desde muchos puntos de vista. El fenómeno aparicionista debe ser expuesto desde distintos ángulos, para hacernos una idea clara de que las apariciones de la Virgen muy poco tienen que ver con lo que siempre nos han contado. Y es que, en torno a la milagrería popular están muy presentes la controversia, la fabulación y la picaresca. Habrá quien desee por todos los medios ignorar esos aspectos tan incómodos y mantener su fe en los milagros, sin cuestionar absolutamente nada. Otros, como seguramente usted, preferirá pensar que una fe verdadera no necesita apoyarse en presuntos milagros, y menos aún si resultan tan sospechosos.

No negamos que ocurran fenómenos anómalos en algunos casos aparicionistas, como ya veremos a continuación. Pero se tratarían más bien de hechos sobre los que la parapsicología y la ufología tendrían muchas cosas que decir. Seguramente más que la teología. Sin embargo, hay muchos elementos en torno a las apariciones marianas que se mueven en arenas movedizas. Y no lo digo malintencionadamente, desde mi ateísmo. Lo afirmo desde mi propia experiencia como investigador en tales cuestiones, después de visitar durante años numerosos enclaves marianos, entrevistar a los protagonistas de estas historias y estar presente en el instante mismo en que se producía el supuesto milagro. Y puedo honestamente decir que he visto muchas cosas que no me han gustado.

Afirma el periodista Pepe Rodríguez que “las apariciones marianas y el entorno milagrero que las envuelve siempre han estado relacionados con situaciones psicosociales de crisis muy acentuada”. Y es cierto. Las necesidades individuales y colectivas son muchas en estos tiempos de crisis generalizada. Y numerosas personas buscan desesperadamente una mano celestial que les ayude a sobrevivir en este caótico y asfixiante mundo. Por eso, las apariciones marianas se han convertido en un refugio pseudorreligioso en el que muchos católicos creen haber encontrado la protección y paz interior que tanto ansiaban. Y eso está muy bien. Pero el problema es que, en la mayoría de las ocasiones, esas personas terminan siendo engañadas y manejadas por señores que no les interesan lo más mínimo las cuestiones de la fe, sino sólo sacar partido del asunto. Así que no olvidemos lo que dijo el escritor George Bernard: “La felicidad de la credulidad es una cualidad barata y peligrosa”…

PSICOLOGÍA Y PSIQUIATRÍA

Cuando visito un enclave aparicionista me llama la atención muchas cosas. Y entre ellas, la sugestionabilidad que siempre aflora entre los presentes. Hay una enorme tensión emocional que se palpa fácilmente en el ambiente y que tiene una fuerza poderosísima, sobre todo cuando el vidente está en pleno éxtasis. En ese momento, las lágrimas hacen acto de presencia entre muchos fieles. Otros, arrodillados, rezan con un extraordinario fervor. El gentío, atento y silenciosamente, escucha el mensaje que la Virgen transmite a través de su canal humano. Y si ese día hay anuncio de un milagro multitudinario, la expectación es máxima. Todos, incrédulos incluidos, sentimos la presencia de lo mágico. Algo misterioso parece flotar alrededor nuestro. Y me pregunto si es una sensación meramente subjetiva…

Es obvio que la psicología humana juega un papel fundamental en el mundo aparicionista. El vidente dice que la Virgen se le manifiesta como una figura luminosa, de aspecto joven, con rasgos muy bellos, ataviada con un manto y que aparece flotando ante él. Los demás que estamos a su alrededor no vemos nada. En ese instante, pierde la noción de la realidad, cae en trance y a través de sus labios la Virgen transmite un mensaje. Mensajes que, casi siempre, suelen ser de carácter mesiánico, profético o apocalíptico. ¿Puede tratarse de una proyección del inconsciente tanto la visión como los mensajes? Es posible. Por sus rasgos, esa figura celestial resulta tremendamente arquetípica. Muy del estilo de la Inmaculada Concepción pintada por Velázquez. Y los mensajes, en su contenido, son muy estereotipados. Todas nuestras preocupaciones, tanto personales como colectivas, salen reflejadas en esos mensajes. Como si necesitásemos que un ser celestial -una entidad imaginaria de la que extraemos beneficio- tuviera que recordarnos nuestros problemas, para así tomar seria conciencia de ellos, y que de paso nos obligue severamente a cambiar nuestro comportamiento para que la situación mejore antes de que sea demasiado tarde. La aparición nos advierte de que somos presa de constantes tentaciones diabólicas. Y avisa de que si no hacemos algo urgentemente, Dios nos castigará de forma implacable. Vivimos, según la Virgen, a las puertas del Apocalipsis y hemos de prepararnos para los terribles signos que se avecinan… Como nos decía el investigador Hilary Evans: “La entidad puede servir como una exteriorización de la preocupación del perceptor: un chivo emisario de su ira contra la sociedad o su sensación de ser un fracasado, un símbolo de todo lo que él detesta o anhela, una proyección de sus dudas o dificultades”. Pero también de las preocupaciones colectivas. Una especie de llamada de socorro, proyectada por el inconsciente colectivo en tiempos de crisis social, de conflictos bélicos o de laicismo generalizado.

Sean o no proyecciones del inconsciente, la disociación que se produce mediante el éxtasis -en el que el vidente presuntamente deja de ser dueño de su mente y de su cuerpo-, podría llevarle a sintonizar con otros niveles transpersonales de la psique. Es una mera hipótesis, por supuesto. Pero el vidente que es auténtico -aquel que verdaderamente está bajo un estado modificado de conciencia-, experimenta todo un complejo psicodrama difícil de fabular y parece no responder a ningún estímulo externo. Sus experiencias visionarias o cuasi-místicas parecen conducirle a una realidad distinta de la nuestra. Algo muy parecido a la mediumnidad en el contexto espiritista. Pero en un contexto católico, la interpretación del fenómeno va a ser la adecuada a esas creencias. El investigador Kevin McClure afirma: “La experiencia puede ser auténtica, como puede serlo cualquier comunicación que tenga lugar en ella. Sin embargo, la visión, el modo en que el testigo percibe la fuente del fenómeno o comunicación, puede ser una construcción de la mente del testigo; un modo de dar sentido a lo que le está sucediendo”.

Pero ¿realmente esta explicación de que la experiencia puede ser auténtica es idónea para el amplio universo de casos aparicionistas? Mucho me temo que no. Y es que fingir un éxtasis no es nada difícil. Y motivaciones puede haber muchas para que un vidente cometa fraude, consciente o inconscientemente. Y, además, se ponen demasiadas dificultades para realizar determinadas pruebas médicas al vidente durante su éxtasis. Él y sus acólitos piensan que es profanar algo sagrado. Y una falta de respeto a la Virgen. Salvo contadas ocasiones, no suelen dejarse analizar por nadie.

Antes, hemos mencionado la sugestión para referirnos al ambiente aparicionista. Elemento crucial para tener muy en cuenta. Cuando se pone en marcha su mecanismo desencadenante, las ilusiones emocionales -o catatímicas- hacen inmediatamente acto de presencia. La gente comienza a dejarse llevar por el histerismo y a creer que están ante hechos sobrenaturales. Eso lo he vivido en mucha ocasiones. Por ejemplo, en las apariciones de El Repilado (Huelva), cuando el viento movió las ramas del árbol y algunas personas creyeron ver entre esas ramas a la Virgen; en El Escorial (Madrid), cuando observábamos el amanecer y muchos gritaron que el Sol estaba girando rápidamente sobre su eje y emitiendo rayos y luces multicolores (algunos hasta llegaron a ver un corazón en el centro del disco solar); en Pedrera (Sevilla), cuando estábamos en plena madrugada junto a la ermita y los fieles comenzaron a gritar nerviosos que la Virgen estaba bajando por el monte, cuando en realidad era una persona con un chaquetón blanco, suavemente iluminado por la luna llena… Cualquier cosa puede sufrir una distorsión e interpretarse como algo sobrenatural. La masa no razona en un ambiente así. Se deja llevar por la emoción. Y da la sensación de que el personal apuesta para ver quién es el primero que grita aquello de: “¡Milagro, milagro!”…

Pero ahí no queda todo. Muchos elementos que observamos en el fenómeno aparicionista podrían tener también una causa psicopatológica. Ya sabemos que las alucinaciones y ciertas ideas delirantes están encuadradas en algunos trastornos de la personalidad, como la psicosis esquizofrénica de tipo paranoide. Los estados catatónicos y crepusculares, los movimientos convulsivos, los trastornos de la identificación del yo, los delirios alucinatorios, los automatismos, las pseudoausencias… Elementos perfectamente identificados en determinadas patologías mentales. ¿Podríamos, entonces, explicar muchos de los episodios extáticos bajo este punto de vista racionalista? Sin la menor duda… Además, hay que señalar que la personalidad histérica es un rasgo característico en muchos videntes aparicionistas, por su clara tendencia al exhibicionismo, alcanzando su punto culminante cuando sufre el fenómeno de la estigmatización (marcas cutáneas que reproducen la pasión de Cristo). “La catarsis emocional colectiva halla uno de sus mejores detonantes en la figura del estigmatizado”, señala el psiquiatra Francisco Alonso Fernández. Hoy sabemos que los estigmas están originados por procesos de naturaleza psicosomática, a pesar de su espectacularidad (psicosomatosis cutánea es el nombre empleado por la psicodermatología para designar los estigmas). Una fuerte identificación emocional con la figura del Cristo crucificado podría ser el factor psíquico que desencadena el fenómeno. Y ya lo decía Herberst Thurston, uno de los máximos especialistas en la materia: “Todos los estigmatizados sufren de una acentuada y a veces extravagante neurosis histérica”. No deja de ser curioso que la mujer sea más receptiva que el hombre a fenómenos como la histeria y la estigmatización. ¿Y por qué? Según me explica el psicoterapeuta onubense Raúl M. Ortega: “Podemos encontrar un factor que las aglutina: son los componentes esenciales de aquello que llamamos atributos fundamentales de lo Femenino. No hablo de la mujer, sino, arquetípicamente, de la feminidad y sus rasgos constituyentes. La devoción, la sumisión, la identificación y la sentimentalidad avasalladora se solapan en el mundo de la histeria y el estigma. Aún más, en la histérica el cuerpo se convierte con facilidad en la expresión concretizada somática de una profunda y convulsa emocionalidad psíquica, así como aparece en la estigmatizada. Y podríamos conjeturar sin excesiva temeridad que el fenómeno posesivo y el mediúmnico se encuentran, como eslabones, en la cadena que conduce desde la histeria a la estigmatización”.

Pero el estigma, muchas veces, es reproducido fraudulentamente. Los intereses pueden ser muy diversos, desde lucrativos hasta megalomaníacos. Son los estigmas simulados. Realizados mediante cortes deliberados (caso del vidente Clemente Domínguez) o simplemente pintados con rotulador o mercromina (Carmen López, Antonia Álvarez…) Los obstáculos que siempre ha puesto el grupo mariano que tan celosamente protege a la vidente Amparo Cuevas para que se analizaran en su día sus estigmas, hacen sospechar a más de uno sobre la posible naturaleza fraudulenta de los mismos.

APARICIONES Y FENÓMENO OVNI

¿Es realmente la Virgen quien se aparece? Para el creyente mariano sí. Pero muchos investigadores lo cuestionan. En el hipotético caso de que estemos hablando de la manifestación de una entidad exógena al vidente -extrahumana-, pudiera ser que la interpretación que éste haga no sea la correcta. El vidente aparicionista, que ha crecido en un ambiente de fe católica, identificará la figura aparecida con la Virgen María, Jesús o un ángel. Su mente -condicionada por factores culturales y religiosos- dará forma a la experiencia. O bien, puede que la propia entidad asuma tal aspecto, a modo de disfraz, para mimetizarse mejor en un determinado contexto. Los rasgos son tan estereotipados y comunes a otras manifestaciones alejadas del contexto religioso que, para ciertos ufólogos, las apariciones marianas y los ufonautas comparten un mismo origen. Puede que formen parte de un sistema de realidad que nosotros mismos hemos creado inconscientemente y que proyectamos fuera, mediante el factor psi. Adquiriendo, a partir de ese instante, una existencia cuasi-física o psicoide, como diría Jung. ¿Quién sabe?... “El mundo de Jesús, de la Virgen María y de los ángeles existe verdaderamente en ese plano de la realidad, y así continuará mientras las creencias cristianas sean compartidas por millones de personas”, sentenciaba el desaparecido parapsicólogo Scott Rogo.

Lo cierto es que el Fenómeno OVNI, al igual que las apariciones de la Virgen (y tantos otros fenómenos inexplicables), también navega en un mar de dudas. Pero como bien dice el investigador Carl Raschke: “La cuestión fundamental no es si existen o no, ni cuál es su naturaleza, sino cuál, en última instancia, es su finalidad”. Así pues, los defensores del binomio OVNI-apariciones marianas argumentan que estaríamos ante entidades extrahumanas que se manifiestan en nuestro mundo para un propósito muy concreto: una especie de planificadísima operación a gran escala vinculada con la evolución de la especie humana. Entre los partidarios de esta hipótesis estarían los veteranos ufólogos Jacques Vallée, Salvador Freixedo e Ignacio Darnaude. Este último sugiere que “los ovnis y humanoides camaleónicos -que muchas veces se han hecho pasar por la ‘Virgen María'- representan ante nuestra perpleja mirada lo que Jean Robin ha motejado como ‘La Gran Parodia': una magnum opus de teatro cósmico, montada con tantos actos y sofisticadas escenas cual una excelente comedia de Shakespeare”.

Al margen de esa sugestiva hipótesis, lo curioso es que hay evidencias más que significativas para hallar posibles mecanismos comunes entre ambos fenómenos. Como sabemos de sobra, el año 1947 marca la fecha en que los platillos volantes adquieren popularidad mediática debido a la gran cantidad de avistamientos. Pues bien, el ufólogo francés Gilbert Cornu se sorprendió al descubrir que ese mismo año hubo un considerable número de visiones de la Virgen que fueron aumentando en años sucesivos, al igual que los encuentros OVNIs. Y lo mismo sucedió durante la oleada OVNI registrada en cielos franceses en 1954. Por otra parte, Ignacio Darnaude también destaca que durante la oleada OVNI del bienio 1968-69 surgieron importantes apariciones marianas como las del Palmar de Troya (Sevilla), localizada precisamente en un enclave ufológico como es Utrera y sus alrededores.

Yo mismo he tenido la oportunidad de recoger, en ciertos enclaves marianos, incidentes que encajan perfectamente en el ámbito ufológico. Testimonios sobre globos luminosos, discos plateados, bolas de fuego, extrañas explosiones y zumbidos como de abeja. ¿A qué les suenan? Y es que no dejamos de sorprendernos cada vez que llega información de una aparición mariana que surge en plena zona caliente de avistamientos OVNIs. ¿Casualidad?..
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El controvertido caso Fátima contiene elementos fenomenológicos cuya interpretación ufológica no resulta nada descabellada. Y lo sentimos por los creyentes marianos. Pero es que cuando estudiamos la supuesta danza solar del 13 de octubre de 1917, observada nada menos que por 70.000 testigos, no tenemos más remedio que vincularla al Fenómeno OVNI. Algo que ya hicieron, tras una ardua investigación, los portugueses Joaquim Fernándes y Fina D'Armada. En 1981 publicaron los resultados de su estudio en un libro titulado “ntervençao extraterrestre em Fatima”. Es más, llegan incluso a sugerir que en el área donde se produjo el avistamiento del extraño disco luminoso -que descendió a escasa distancia del suelo e hizo movimientos de zig-zag- y de la posterior visión de la entidad, posiblemente se detectó una intensa radiación de microondas a tenor del calor que sintieron los testigos, del zumbido como de abejas y de ciertos efectos fisiológicos.

La propia entidad que se identificó como la Virgen es descrita inicialmente por los videntes de Fátima como una figura de poco más de un metro, sin cabellos, con un traje ajustado, cubierta con un manto acolchado y llevando en sus manos una bola brillante. La figura surgió de un haz luminoso y se comunicó telepáticamente con la joven vidente Lucía.
Sor Lucía, vidente de Fátima
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Pero es que un año antes de sus encuentros con la Virgen, los tres videntes ya venían teniendo contactos visuales con “un joven luminoso y transparente”, sintiendo extrañas sensaciones físicas y como si entraran en un estado crepuscular. “La atmósfera sobrenatural que nos envolvía era tan intensa, que casi no nos dábamos cuenta de la propia existencia”, dijo Lucía. El neurólogo Michael Persinger incluso sugiere que el prematuro fallecimiento de Jacinta pudo deberse a dicha radiación emitida en la zona que rodeaba al árbol de las apariciones, pues los síntomas que mostró son similares a los casos de cáncer de pulmón. Es más, Fátima es una destacada zona de tensión tectónica y se sabe que en lugares así se generan intensos campos geomagnéticos. ¿Podrían haber estimulado los lóbulos temporales de los videntes y provocar las visiones? ¿O hacer que sus mentes sintonizaran con otro niveles de la realidad? Sea lo que fuere, el caso Fátima tomó los derroteros que hoy todos conocemos, gracias a que la Iglesia supo manipularlo hasta la saciedad. Y es que había muchos intereses de por medio…

En definitiva, hay demasiadas connotaciones ufológicas en ciertos casos aparicionistas y no creemos que sean casuales. Tenemos los sucesos de La Salette (Francia), Medjugorje (ex-Yugoslavia), Zeitoun (Egipto), Knock (Irlanda), Ladeira (Portugal), etc. Pero también, a veces, hay fenomenología paranormal…

¿HECHOS MILAGROSOS O FENÓMENOS PSI?

Algunos videntes aparicionistas podrían ser personas con capacidades parapsicológicas en estado latente. Médiums potenciales cuyas facultades inconscientes se pueden activar a raíz de una experiencia visionaria. Son sujetos que acceden con relativa facilidad a ciertos estados transpersonales de la psique. Encontramos que muchos videntes aparicionistas son niños, y sabemos que la presencia de niños en los casos paranormales es muy significativa. La verdad es que los fenómenos extraños que ocurren en ciertos parajes marianos -dejando al margen el alto porcentaje de fraudes y casos explicados-, encajan más en lo parapsicológico que en lo milagroso. De hecho, son fenómenos que también encontramos fuera del contexto aparicionista. El vidente, cuando entra en éxtasis -en eso que se ha dado en llamar estado modificado de conciencia-, puede manifestar, sobre todo, ciertas facultades ESP (Percepción Extrasensorial), y protagonizar sucesos telepáticos, clarividentes, precognitivos o retrocognitivos. Uno de los que más me ha llamado la atención en ese sentido es Pepe Cayetano, vidente de El Palmar de Troya que, por cierto, siempre estuvo en contra del movimiento cismático creado por Clemente Domínguez. Asimismo tenemos otros fenómenos como la xenoglosia (hablar lenguas extrañas), la osmogénesis (aromas de origen desconocido), la comunión mística o las curaciones extraordinarias, muy frecuentes también en esos sitios. Aunque sobre ellos es difícil determinar su origen paranormal. Y es que es fácil balbucear palabras extrañas y sin sentido (Antonio Anillos), impregnarse de perfume a escondidas (Carmen López), colocarse disimuladamente una sagrada forma en la boca (Antonia Álvarez) o protagonizar curaciones que tienen claras causas psicosomáticas (como muchas que tienen lugar en Lourdes). Además, como ocurre en otros casos relacionados con lo paranormal, aquí se mezclan testimonios objetivos y subjetivos. No será fácil diferenciarlos si no se realiza un detallada investigación.
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Basílica de El Palmar de Troya
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Izq: Gregorio XVII vidente del Palmar de Troya
Der: Clemente Domínguez sangrando por el costado
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Éxtasis de Clemente Domínguez en la Basílica (21-01-2001)
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María Martín, en éxtasis (El Palmar de Troya)
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No sabemos si, como sostienen algunos parapsicólogos, los cientos de fieles agolpados en torno al vidente, expectantes y bajo una intensa carga emocional, pueden también inconscientemente (polipsiquismo) potenciar la manifestación de ciertos fenómenos paranormales, incluso de producir la ansiada aparición. Es algo que sostenía el aludido Scott Rogo, al afirmar que “un conjunto de gente que cree en la Virgen María podría materializar sus apariciones”. Por muy extraños que a esa gente le parezcan los fenómenos de los que a veces son protagonistas, no significa que tengan un origen sobrenatural. El problema es que desconocen los fenómenos englobados en el campo de la parapsicología. Deberían saber que ciertos fenómenos psi son los que verdaderamente se manifiestan en el contexto aparicionista. Entonces es cuando caerían en la cuenta de lo absurdo que resulta pensar que la Virgen produce “milagros” que pueden estar al alcance de un paragnosta o psíquico con sólo poner los mecanismos inconscientes en marcha...

FANATISMO Y DINÁMICA SECTARIA

Los objetivos de los grupos marianos pueden ser nobles en un principio, pero al final se pierden por el camino, cuando comienzan a perseguirse oscuros intereses (casi siempre lucrativos). El espíritu fraternal y humilde inicial da paso, lamentablemente, a una insaciable ansia de poder. Los líderes de esos grupos se vuelven ambiciosos, arrogantes y fanáticos. Actúan con una firmeza de la que antes carecían y no soportan que se les lleve la contraria. Y ya surge, desgraciadamente, la dinámica sectaria. Ejemplos de radicalidad abundan mucho en torno a las apariciones marianas. Se ha visto perfectamente en la Fundación Benéfica Virgen de los Dolores (El Escorial), en la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz (El Palmar de Troya), en la Hermandad Virgen con la Bola de Luz (Pedrera), en la Orden de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús (Alcira), etc. El sectarismo es un fenómeno que afecta a muchos ámbitos de la sociedad -no únicamente a grupos religiosos o esotéricos-, pero es cierto que suele manifestarse con mayor radicalidad en los movimientos milenaristas. Y sabemos que los grupos marianos, si tienen un rasgo general que les caracteriza, es su excesiva obsesión por las profecías apocalípticas. Eso hace que el grupo se cierre más en sí mismo, volviéndose extremadamente reaccionario con el mundo exterior. Los adeptos depositan ya toda su confianza (y sus bienes) en el líder. A partir de ahí, es muy normal que el grupo caiga, casi sin darse cuenta, en actividades delictivas... En esos grupos, aparentemente inofensivos para el incauto creyente, sus líderes cometen fraudes intencionadamente, negocian con todo, se hacen dueño de la vida y del destino de centenares de personas, y se sienten elegidos por el cielo para una misión trascendental. Quiénes estén a su lado serán salvados. Los demás, tendremos como destino el fuego purificador del infierno…
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Es una lástima que los creyentes aparicionistas se mantengan con los ojos cerrados ante estos hechos. Y sólo los abran para buscar afanosamente el ansiado milagro. Tampoco perciben lo gravísimas que son algunas afirmaciones, como cuando la vidente de Umbe, Felisa Sistiaga, declaró en una entrevista: “Sí, la Virgen cura el cáncer y las enfermedades más terribles, ¿por qué no va a curar el sida? Para la Virgen, todos los enfermos son iguales”. Con cuestiones tan delicadas no se juega. Es dar falsas esperanzas a miles de enfermos. Por eso me parece que muchos devotos marianos han caído en un fanatismo ciego y comparten un falso entendimiento de lo que es la fe. Es ridículo creer que los esperpénticos espectáculos milagreros que se montan alrededor de las apariciones marianas puedan conducir a una auténtica vida espiritual. El problema es que hay mucha gente que sí lo cree. Pero la espiritualidad y el misticismo son cosas mucho más serias y profundas.

Felisa Sistiaga, vidente de Umbe

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Intereses no espirituales

100 millones de peregrinos es la cifra anual que mueven los santuarios marianos repartidos por el orbe católico. Un rentabilísimo turismo religioso… Ya dijo Thomas Carlyle que “el único lazo que une a unos hombres con otros es el dinero”. La jerarquía vaticana entiende muy bien de eso. Y es que hasta las arcas de Roma llega muchísimo dinero procedente de santuarios como Fátima y Lourdes, convertidos hoy en productivos hipermercados de la fe. Fátima es visitado por casi seis millones de peregrinos al año. Aparte de la basílica, hay hoteles, restaurantes, bares, cines y medio millar de comercios donde se vende todo tipo de parafernalia relacionada con las apariciones. Solo en donativos, los fieles dejan allí nada menos que 7 millones de euros al año. En Lourdes y Guadalupe ocurren otros “milagros” parecidos. ¿Se negocia con la fe? Sin duda, y muchísimo.

Y cuando no es la Iglesia (es obvio que no siempre es responsable de todo lo que rodea al mundo aparicionista), son otros los que sacan su particular tajada económica del asunto. Hay casos fraudulentos donde videntes y apóstoles marianos, en cuestión de meses, se hacen de sustanciosas cantidades económicas, propiedades inmobiliarias, terrenos, etc. Y es que suele ser muy efectivo que la Virgen pida una capilla en el lugar donde se aparece. Todo está muy bien pensado… Para su construcción, lógicamente hay que reunir bastante dinero. En pocos días se obtienen muchas donaciones. Es la fuerza de la fe, supongo. Y por supuesto que muchas veces se construye la capilla, pero ¿cuánto dinero sobra de la colecta y a cuántos bolsillos va?..
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El grupo de Amparo Cuevas reunió 5.400.000 euros para comprar el terreno de las apariciones. 12 millones de euros costó construir la Basílica Palmariana. En cambio, la vidente Antonia Alvarez “solo” obtuvo 1.200.000 euros de sus fieles para una capilla que se convirtió -y no por intervención divina- en un precioso chalet. En 3 millones de euros estaba valorado el templo que decidió construir Esteban Sánchez, vidente y discotequero de Baza… Pero otros videntes pasan de capillas y montan tinglados diferentes. Un ejemplo fue la vidente Conchita González, que se trasladó a vivir a EE.UU., y que junto con uno de sus principales apóstoles, el empresario neoyorquino Joey Lomangino, puso en marcha el Garabandal Center, desde donde se distribuye todo tipo de objetos religiosos, vídeos y fotos de las célebres apariciones cántabras. Venden por internet y tienen delegaciones en todo el mundo.

Amparo Cuevas

 
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Vidente de Gibraleón (Huelva)
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Como vemos, se maneja muchísimo dinero en una cuestión cuyo único trasfondo, suponemos, debería ser el religioso. Sin embargo, en sus mensajes, jamás la Virgen condena esos negocios que se organizan en su nombre. A tantos que reprende y nunca lo hace a sus ambiciosos videntes y protectores. Curioso…
Éxtasis de Conchita en Garabandal
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REFLEXIÓN FINAL

¿Quién miente a quién? ¿La entidad al vidente o el vidente a nosotros? ¿Por qué el fenómeno aparicionista se mueve en las oscuras aguas de la confusión y, al final, más que orden crea caos? Y como acertadamente pregunta Kevin McClure: “¿Hay alguna razón para que la Virgen María sólo se aparezca a los cristianos? ¿Por qué se deja ver ante todo por niños poco educados que viven en áreas rurales y atrasadas? ¿Por qué elige testigos que apenas entienden lo que les está sucediendo? Si una inteligencia así hubiera decidido realizar una acción tan espectacular y notable, ¿no habría transmitido sus intenciones inequívocamente?”… Preguntas, preguntas y más preguntas. Y es que las apariciones marianas suscitan profundas dudas. Cuando se estudian a fondo, más que a la fe conducen a la desconfianza…

Muchos casos acaban en el olvido más absoluto. Videntes que terminan llevando una vida muy alejada del auténtico espíritu cristiano y despreciados por quienes antes le adoraban. Mensajes triviales que resultan impropios para ser dictados por una entidad celestial. Luchas competitivas entre partidarios de diferentes apariciones. Grupos fanáticos, y a veces hasta violentos, que pregonan slogans reaccionarios. Milagros a la carta protagonizados por personas elegidas (no por sus virtudes espirituales, sino por entregar más donativos a la causa)...

No, no creemos que la Virgen María tenga algo que ver con estas historias. Nos parece tremendamente absurdo que actúe de la forma en que lo está haciendo y diga las barbaridades que transmite en muchos de sus mensajes. Deduciríamos entonces que es una persona insolente, egoísta, sádica y narcisista. Y no es nuestra intención pensar así de ella. Si realmente la Virgen decide aparecerse, ¿por qué no lo hace de una forma clara y sin generar tantas dudas y confusión? No tiene sentido que juegue a la ambigüedad. Además, si como declara el dogma católico ascendió físicamente a los cielos (podía haber tenido entre 65 y 70 años, según señala la tradición), resulta muy contradictorio que, en caso de estar manifestándose milagrosamente en este mundo, las descripciones que ofrecen los videntes difieran tanto en cuanto a su aspecto físico, edad, ropaje, etc. Tez clara, tez morena; pelo negro, castaño, rubio; corto, sobre los hombros, hasta la espalda; ojos negros, marrones, azules; de 1 metro de altura, 1,20, 1,60; de unos 15 años, de 20, 25, 30… A veces, incluso el propio perceptor no es capaz de identificar bien la aparición. No sabe realmente de quién se trata. ¡Es como si viera un fantasma! O bien, ni la propia aparición aclara quién es, o lo hace después de mucho tiempo y recurriendo a un concepto que resulte conocido para el vidente: Reina de los Cielos, Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Rosario… Como bien subraya Hilary Evans: “Si todas las descripciones proporcionadas por quienes tuvieron visiones se hubieran equiparado bastante, ofreciendo algún pormenor a modo de corroboración, ésta habría sido una prueba de apoyo”. Lo curioso además es que no hay ni una sola descripción referida a una anciana de apariencia judía…

Ya indiqué antes que suelen ocurrir fenómenos parapsicológicos y ufológicos en torno a determinadas apariciones marianas. Las evidencias pueden ser más o menos discutibles, pero personalmente pienso que las hay. Sin embargo, el porcentaje es pequeño frente a la avalancha de casos fraudulentos y que tienen una explicación razonable. No hay duda de que muchos episodios aparicionistas están engendrados por la psique humana. En otros, podría existir una causa exógena. Hay determinados sucesos, como los acaecidos en La Salette o Fátima, que me hacen dejar la puerta abierta a esa posibilidad, o sea, a la eventual irrupción de otras realidades ajenas a nuestro marco físico, con las que el vidente, durante su estado de éxtasis, puede sintonizar de alguna forma. Creo, por otra parte, que hay casos aparicionistas que en su fase inicial pueden ser auténticos (en un sentido paranormal, no sobrenatural). Pero luego, con el transcurrir del tiempo, el fraude y la picaresca irrumpen de tal forma que terminan desvirtuando lo poco que de auténtico había al principio. Detalle ese que suele coincidir con el abandono de los primeros videntes -que por las razones que sean no aparecen más por el escenario aparicionista- y con la llegada de otros, cuyas intenciones ya no son tan transparentes. Y entonces lo paranormal se evapora como el humo…

Por tanto, y ya para concluir, decir que sobre las apariciones marianas tenemos muchos fraudes conscientes e inconscientes. También un buen número de fenómenos que caen de lleno en el terreno de lo psicológico y psicopatológico. Y ciertos casos bastante significativos que pertenecen a la categoría de los fenómenos paranormales y ufológicos. En mi opinión, considero asimismo que tienen un alto nivel de extrañeza las visiones múltiples, siempre protagonizadas por niños o adolescentes (que ya presentan rasgos mediúmnicos). Eso confiere cierto grado de objetividad a la experiencia que tienen simultáneamente. Por tanto, me parece que existe algo detrás de ciertas apariciones marianas que permanece bajo un interrogante. No sabemos si ese algo está causado por la psique humana -con todo su enorme potencial que subyace a nivel inconsciente- o por una fuente externa que podríamos considerar de naturaleza parafísica. Y tampoco sabemos si esa fuente o inteligencia está haciendo que el vidente crea visualizar algo que no existe o no es tal como él lo percibe. Desconocemos con qué intencionalidad haría algo así. Aunque se barajan algunas sugerentes propuestas.

Pero aún si fuesen imaginarias todas esas visiones (lo cual no defiendo), su impacto en nuestra cultura y su efecto en las mentes de los creyentes seguirían siendo los mismos que si tuviesen una realidad física. Pertenecerían, en todo caso, a una realidad psíquica que no podemos menospreciar. Al menos, eso ya es suficiente motivo para seguir estudiando este fascinante y misterioso asunto, a pesar de estar salpicado por tantos elementos oscuros que lo ensombrecen. Pero ¿acaso hay alguna faceta humana en la que la sombra no haga de las suyas?...
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El Autor
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MOISÉS GARRIDO VÁZQUEZ (Huelva, España, 1966) es investigador y divulgador de temas paranormales y ufológicos. Es especialista en fenomenología mariana y mística. Es autor de libros como El negocio de la Virgen (2004), El negocio de la fe (2006) y Credo quia absurdum (2014). Colabora en las revistas especializadas Enigmas, Año Cero, Más Allá y Clío Historia. Junto a su pareja, la periodista mexicana Claudia Madrid Moctezuma, conduce el blog "PARADIG+ XXI" (http://elblogdemoisesyclaudia.blogspot.com.es)

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