En los tiempos que corren, la ufología ha tenido un cambio drástico de formas, No sólo en su esencia interna, misteriosa y enigmática, sino también en quien o quienes están detrás de esta incierta “representación” en nuestro propio mundo.
Quienes llevamos toda una vida sumergidos en esta “indisciplina” vemos con asombro que las nuevas generaciones son totalmente diferentes al interés que tenían aquellos colegas que tienen un número de años respetables dentro de las fauces de este misterio, que te devora horas, días, meses e incluso años y te lleva atrapado sin poder salir de ese atractivo que te hace hacer de tu vida algo muy distinto a los demás.
Quizás por esta razón, las referencias comparativas son muy acusadas entre la ufología actual y la de que llevamos dentro de la mochila mental quienes comenzamos este camino en los años sesenta, cuando no existían los celulares, redes sociales, ni las plataformas digitales como streaming, You Tuve, Tik Tok, etc., las cuales nos muestran verdaderas obras de artes de no identificados y los más variados personajes calificándolos de “expertos”, algunos de ellos confundidos entre sus inquietudes espirituales, técnicas meditativas, incluyendo contactados profesionales, sanadores y otras mancias
Sin embargo, nada ha cambiado en cuanto al misterio en sí del FOVNI. No sabemos nada, en absoluto del origen y lo que hay detrás de lo que vemos desde hace muchos años cruzando nuestros cielos. Eso sí, se mantiene las actitudes muy humanas de quienes participan actualmente en forma activa.
Hipótesis exploratorias, generalmente con planteamientos que los viejos colegas -entre ellos yo- las tenemos registradas desde tiempos pasados que provienen y han sido expuestas por diferentes expertos, no sólo de Chile, sino también a nivel mundial. Reiteración de ideas, formulas y copias continuas que están registradas en la larga trayectoria del fenómeno que lo han acompañado siempre, como un virus inmerso en la mente de muchas personas. Alianzas y agrupaciones que tratan de llevar la batuta de la orquesta de estas peculiares representaciones, pero, que son en el fondo una promoción de nombres para las galerías virtuales, muchos de estos sin nada en común pero que el fenómeno los une en unas cuantas acciones, no existe ningún aporte nuevo ni reflexivo para los mortales que los siguen. Las alianzas son diversas, quienes años atrás caricaturizaban a los no identificados y apasionados investigadores de grabadora en mano y cuaderno de apuntes, hoy en día van en conjunto con estos “esforzados ufólogos actuales”. No existe una real memoria histórica de la investigación y lo poco que se ha escrito o presentado al respecto no profundiza en detalles humanos, sólo exponen situaciones concretas globales. No hay que olvidar que el FOVNI no solo deja huellas diversas (huellas, fotos, testigos) sino también afecta a las personas cambiándoles la vida, sugiriéndonos quizás que los más importante somos nosotros mismos.
No cabe duda, que vivimos tiempos difíciles, y a pesar de los avances tecnológicos estamos inmerso en una gran oscuridad, dependiendo de grandes potencias y personajes que dudosa reputación que nos dan esperanzas diversas a corto plazo, pero tratando de no ser pesimista pienso que el cambio y el camino en estos menesteres debe ser una búsqueda personal, no mirando el cielo en una montaña solicitando ayuda de “los visitantes”.
No sabemos que hay detrás de todo esto, nos podemos meter en una gran catástrofe. Seguro que una inteligencia manipuladora, impensable para nuestra estrecha mentalidad, o algún efecto cósmico no detectado por nuestra ciencia limitada y prejuiciosa maneja nuestro mundo, además todo indica que conocen nuestras debilidades, creencias y limitaciones en general.
Claro está que, lo único que sabemos es que el FOVNI sigue igual, y no hemos avanzado absolutamente nada. La tecnología actual que nos asombra y vislumbra, incluso creando verdaderos adictos a su uso desde temprana edad, ha servido más para desinformar y distorsionar que para acercarnos más a los no identificados. Mientras tanto, los denominados ufólogos y auto titulados expertos modernos dedicados a lo suyo, figurar e intercambiar “agrios y filudos mensajes” por las redes sociales que lógicamente están muy lejos de quienes buscan una respuesta seria al FOVNI .
Que los dioses nos cojan confesados.
Raúl Núñez |