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El caso del español descuartizado
Febrero – 1973
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En marzo de 1973, Santiago fue presa de sicosis por una supuesta venta de carne humana. Todo comenzó el 18 de febrero, cuando el cartonero Dagoberto Riveros Campos (40) encontró un paquete con un presunto pernil en el sector de la Estación Mapocho. Estaba ebrio y se lo pasó a su mujer para que lo cocinara.
Ella alcanzó a preparar algunos sándwiches (bocadillos) que fueron consumidos por su marido, pero éste sospechó de la carne y llevó el envoltorio de cinco kilos a la policía. Era una pierna humana. Ese mismo día, en el camino al cementerio de Quilicura, lugareños hallaron el torso de un individuo de sexo masculino que pasó a ser conocido como "el descuartizado de Quilicura".
El 3 de marzo, en un departamento de calle Matucana apareció el cadáver de la española María del Carmen Fernández (43). Estaba en la tina, desnuda y con la cabeza destrozada a golpes. En el clóset, los policías encontraron ropas de su marido, el español Mariano Salazar Díaz (45), que coincidían con la hechura de la tela del descuartizado.
Sin embargo, en los días siguientes surgió la duda de si el descuartizado era realmente Mariano Salazar. El español había sido operado de apendicitis y de hernia, pero el torso presentaba sólo una cicatriz. Además, se supo que Salazar pensaba dejar el país, por lo que había vendido la mayoría de sus bienes.
La nueva hipótesis fue que Mariano Salazar buscó a alguien de similares características físicas, le puso su ropa y lo mató para que se pensara que era él. Después habría asesinado a su esposa y abandonado el país con identidad falsa. Salazar no era una blanca paloma, estaba vinculado al tráfico de divisas y de televisores, muy escasos en los últimos meses del Gobierno de la Unidad Popular. |
Pero la sicosis por un imaginario consumo de carne humana superó al hecho policial en sí. Después de que se informara que el cartonero Dagoberto Riveros alcanzó a comer algunos sándwiches con "el pernil" que le preparó su esposa, desde todas partes de la capital surgieron denuncias de venta de embutidos y otros productos con carne humana.
El Servicio Nacional de Salud debió intervenir y aclarar que "no hay ninguna posibilidad de que se expenda carne humana". Otra sicosis del momento fue que en todas partes veían deambulando a Mariano Salazar. La familia nunca ha aceptado que sea el descuartizado de Quilicura, y la policía tampoco tuvo la certeza científica. Es lo que dilucidará la BH con el peritaje de ADN.
Después de tres décadas se abrió la tumba para confirmar identidad
Hernán Avalos, periodista escribía en “El Mercurio”, el 29 de Septiembre de 2008:
La familia del comerciante español Mariano Salazar pidió a la justicia hacer una prueba de ADN a los restos sepultados. Su familia solicitó al 9º Juzgado del Crimen de Santiago exhumar los restos depositados en el Cementerio General del desconocido muerto a golpes el 16 de febrero de 1973, conocido en la época como "El Descuartizado de Quilicura".
Nunca aparecieron las manos, por lo que no fue posible la identificación mediante la impresión de huellas dactilares. Tampoco fueron descubiertos los homicidas, y las probabilidades que sean hallados son escasas. Y ahora, después de tres décadas, la ciencia dispone de la comparación de registros de ADN que arrojan un 99% de certeza.
La Brigada de Homicidios Metropolitana a cargo de la diligencia está hermética sobre la materia. No sólo porque la familia requirente pidió reserva de la investigación, sino también porque el éxito del peritaje dependerá del estado y calidad de los huesos encontrados.
Los únicos restos humanos hallados -torso, cráneo y parte de un muslo- estuvieron sepultados en tierra 15 años como N.N. Y sólo en 1988, cuando la reglamentación obligaba a su incineración, la familia Salazar obtuvo la resolución judicial de muerte presunta y los trasladó a la tumba de reducción 317 del mausoleo N.o 3 de la Sociedad Española de Socorros Mutuos.
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Los pedazos de un pantalón de buena calidad hallados en el sitio de suceso del despoblado de Quilicura sirvieron a la policía de la época para suponer que el mutilado era el desaparecido Mariano Salazar, después de compararlos con las prendas halladas en su departamento de la calle Matucana de la capital.
Cuando la policía llegó al domicilio, días después, el tres de marzo, alertada por los vecinos que detectaron olores nauseabundos, encontró a la ciudadana española María del Carmen Fernández, de 43 años, cónyuge de Salazar, asesinada a golpes.
La investigación estuvo centrada en las actividades de prestamista del comerciante, la compraventa de dólares y el mercado negro de televisores -bienes encasos por esa época-, en donde pudo hacerse de enemigos poderosos. Pero ninguna pesquisa condujo a resultados y el doble homicidio quedó como el crimen perfecto. |
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DECLARACIONES:
Exhumaremos el cadáver de Mariano Salazar, el descuartizado de Quilicura, que está sepultado en el Cementerio General. Lo enterraron desmembrado y nunca se supo fehacientemente quién era...
Declaraciones de René Vergara, periodista que fundó la Brigada de Homicidios (BH) en 1949. Además de detective era escritor, con siete libros publicados, también fue boxeador y autor de letras de tango. Este singular personaje dejaba entrar a los reporteros policiales a los interrogatorios de los asesinos e incluso, pasaba la noche con los cazanoticias a la espera de los procedimientos más escalofriantes.
Por último, según Osvaldo Muray periodista especializado en criminología en aquellos años, los inspectores Morales y Espinoza de la Brigada de Homicidios de Santiago, - ambos amigos de nuestro colaborador en 1973 - investigaron este caso exhaustivamente sin resultados concretos, sólo existieron acusaciones y sospechas no confirmadas en su entorno.
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