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CREENCIAS Y RELIGIONES
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HOSTIAS QUE SANGRAN
ESPAÑA: DAROCA, CIMBALLA, TARTANERO
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Un hecho histórico totalmente documentado ocurrió hace nada menos que hace 768 años en tierras de Chío, cerca del término de Luchente, aledañas a la ciudad de Valencia (España) Los acontecimientos ocurridos en el año 1239, dejaron testimonios notariales y escritos oficiales donde importantes personajes de la vida social de aquellos tiempos fueron testigos del prodigio ocurrido en unas hostias mientras se desarrollaba una misa, previa batalla contra el rey moro Zaén que ocupaba aquella ciudad levantina.
Hoy en día aún perdura el recuerdo y se pueden ver aquellas formas sagradas con toda nitidez en la ciudad de Daroca, en la Iglesia Colegiata de Santa Maria, impregnadas en los corporales donde son admiradas y reverenciadas por los creyentes y católicos en general.

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Conscientes que hablar en el mundo actual de milagros, apariciones marianas, y curaciones milagrosas resulta adentrarse en caminos resbaladizos. Son demasiados los fraudes y los charlatanes que viven entorno a la credulidad y buena fe de las personas que profesan una creencia. La Iglesia Católica siempre ha sido muy rigurosa en aceptar este tipo de manifestaciones, dado que cualquier hecho anómalo que supuestamente provenga de la Divinidad es rápidamente aceptado por el pueblo llano y pasa engrosar el amplio mundo del mito y la leyenda, sin embargo, existen algunos hechos ocurridos que han sido ampliamente documentados y han quedado como muestra que a veces nuestro entendimiento no es lo suficientemente lucido como para comprender una supuesta intervención divina en nuestras vidas.

La documentación histórica en los Corporales de Daroca existe, y no hay duda que sucedieron unos acontecimientos en un momento histórico especial, quizás se necesitaba un impulso para enfrentarse a una religión diferente, en un momento concreto, y sobre todo a una cultura que era extraña para los reinos existentes en esos momentos en la Península.

Daroca, es una ciudad ubicada cerca del río Jiloca a 797 metros de altura sobre el nivel del mar. Distante a unos a 83 Kms., al sur de Zaragoza y apiñada entre los cerros San Cristóbal y San Jorge. La pregunta que nos hacemos es:¿Fue una manipulación este acontecimiento para despertad el sentido patriótico y religioso de los capitanes defensores de la fe cristiana católica?

BREVE SITUACIÓN DE LA EPOCA CUANDO OCURRIO EL PRODIGIO


Recurriendo a referencias y anecdotarios antiguos locales, no podemos omitir de reflejar que en este preciso lugar, es donde se registra que descansó el Cid Campeador, más fue el rey Alfonso I El Batallador, quien la rescató en 1122, pero la historia no se detuvo aquí.Era el año 1233 cuando el Rey Jaume I de Aragón comenzaría las acciones para la ocupación del Reino musulmán de Valencia, dirigido en esos momentos por el monarca Zaén. Uno de estos lugares estratégicos militares era el Castillo de Puig en las cercanías de la ciudad de Valencia. En su defensa participaba gran cantidad de personas de Daroca y de la comarca que circundaba esta ciudad. El monarca Zaén quiso arrasar esta fortaleza al darse cuenta que era un punto estratégico para los cristianos y sus futuras acciones con miras de apoderarse definitivamente de Valencia.
Uno de los defensores del castillo de Puig era Bernardo Guillém de Entenza, tío de Jaume I. Este caballero cristiano familiar de la realeza, conjuntamente con otro de nombre Guillem de Aguiló, que era el caballero principal de la fortaleza, más 4000 soldados infantes acuden a detener al monarca Zaén. Las acciones bélicas son a campo descubierto y el día 18 de Octubre de 1237 derrotan a Zaén que se refugia en una Valencia amurallada y fortificada totalmente por las fuerzas moras. El Rey Jaume I emprende acciones de reunir combatientes de toda la zona para hacer la toma definitiva de la capital levantina. Ofrece buenas recompensas y mercedes especiales a los súbditos que combatieran bajo su estandarte. Crónicas de la época mencionan que el día 6 de Junio de 1238 un eclipse total de sol, es interpretado como un presagio de buenaventura por los jefes militares cristianos y toda la población que los apoyaba.
Según la leyenda "oficial" las escaramuzas militares eran constantes y Chío pequeña localidad distante a unas once leguas de Valencia fue objetivo de nuevo. El capitán Bernardo Guillem de Entenza tuvo premonición del ataque y junto con otros cinco capitanes se apronto a combatir, pero antes quiso recibir la Eucaristía en nombre de toda las tropas de dirigía.
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RELATO DE LOS SUCESOS MILAGROSOS

Siempre siguiendo la tradición histórica, quedo registrado que al amanecer del 23 de Febrero de 1239 el Capellán Mosén Mateo Martínez oficiaba la Misa sobre el Puig del Codol, áspero collado a 54 Kms., al sur de Valencia, desde donde divisaban el castillo moro de Chio y los riscos de los montes inmediatos. Don Berenguer de Entenza y los jefes de los tercios de Teruel, Daroca, y Calatayud con sus tropas, imploraban la ayuda divina para romper el cerco creciente de fuerzas contrarias deseosas de vengar y contener el avance cristiano, pasados cinco meses de la liberación de Valencia por el Rey Jaime I tras 520 años de dominio islámico
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El capellán Don Mateo de Daroca celebraba la misa en que consagró seis formas destinadas a la comunión de los seis capitanes de aquellas tropas, un ataque del enemigo obligó a suspender la Misa. El capellán se vio en la necesidad imperiosa de ocultar las formas envueltas en los corporales en un pedregal del monte. Una vez rechazado el ataque, se encontraron las seis hostias empapadas en sangre y pegadas a los corporales. Las Sagradas Formas aparecían adheridas al paño eucarístico, lo empapaban con su sangre y lo marcaban según la posición y el tamaño respectivo, de modo que podía contemplarse "el albor de la Hostía y la Sangre". Desde ese mismo momento los Sagrados Corporales quedaron definitivamente vinculados a la historia de esta ciudad.
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Actualmente se pueden apreciar al cabo de casi siete siglos y medio, trama y urdimbre del tejido son perfectamente perceptibles a una proximidad de pocos centímetros. Se distinguen perfectamente, y son peregrinación constante de fieles, curiosos y todo tipo de viajeros en la hermosa basílica Colegiata de Santa Maria y son motivo de toda pompa y solemnidad para la festividad del Corpus Christi.
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¿Pero existen más hostias sangrantes en tierras de Aragón?

Esta es la pregunta que nos realizamos quien escribe estas líneas, conjuntamente con el investigador aragonés Ángel Briongos, especializado en estos temas, con quien recorrimos estas tierras aragonesas en busca de otras hostias parecidas y quizás no tan famosas como las de Daroca. Efectivamente, logramos averiguar que en la zona cercana al famoso Monasterio de Piedra, en su interior existía un pequeño poblado de nombre Cimballa, y que en este lugar existía otra hostia manchada de sangre y que veneraban sus habitantes hace muchos años. Decidimos viajar presto a este pequeño pueblo aragonés, confiando plenamente en -el Tomatito- el viejo, pero noble Ford Orión que nos acompañó en nuestras correrías por tierras aragonesas

Cimballa, según los últimos censos oficiales apenas sobre pasa el centenar de habitantes, La carretera local es una desviación de la que une Molina de Aragón con Calatayud (Comarcal 202). Tras un cruce que permite dirigirse a LLumes y Monterde, finaliza en el mismo pueblo, sin continuidad. La mayor parte del territorio es accidentado y una vez llegamos a su primera calle de inmediato nos vimos frente a la iglesia parroquial. Una obra pequeña, pero que sintonizaba muy bien con el pueblo en proporciones. Esta Iglesia esta dedicada a Maria Santísima en su Purificación.

La construcción actual de la iglesia parroquial de Cimballa es de finales del siglo XVI, conserva varios altares barrocos, pocos notables, así como una pila bautismal de un dudoso origen románico. Su población antigua estaba cubierta de un buen Castillo del que todavía se descubren sus ruinas contra la oposición de los años, pero el castillo fue destruido por las continuas guerras entre los Reyes Don Pedro de Castilla y Don Pedro IV de Aragón.

La leyenda nos habla de un milagro que tuvo lugar hacia 1370 en aquel pueblo. Un autor anónimo lo registra de la siguiente manera:

"Por los años mil trescientos y setenta poco más, el capellán Don Tomás hizo un gran desacierto por él quedó como yerto viendo su culpa mortal.
Una forma consagró aquel sacerdote infiel y al momento se vio en él el error que cometió, de la existencia dudó en el pan sacramental.
Teñidos los corporales en sangre mira el ministro, cuando ve que el mismo Cristo derrama vivos corales, y abraza por tantos males la vida penitencial.
Viendo Cimballa prodigio tan crecido y singular quedó turbado el lugar con tan santo sacrificio, dadiva fue que Dios hizo a esta iglesia parroquial".
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Como habrá notado el lector, la duda de un sacerdote de Cimballa hacia 1370 motiva que la Hostía recién consagrada mane sangre, y que el clérigo sorprendido sea incapaz de seguir la Celebración, y que el pueblo maravillado de Cimballa guarde esa Hostía con los Corporales.

Según este documento del año 1370 los propios vecinos del pueblo hicieron construir una arca de piedra muy tosca, donde se muestra la falta de medios de la población en aquellos tiempos. En esta arca pusieron tan soberana reliquia. Este gran baúl de piedra aún hoy esta a la vista de cualquier persona que visite Cimballa.

Como en muchas otras disputas de celos religiosos, esta reliquia pasa un largo periodo en el Monasterio de Santa María de Piedra (existen documentos del año 1410 que de esa forma lo confirman). Igualmente un manuscrito original del siglo XVIII, fue completado, al ser copiado en 1868 con la descripción del doble regreso a Cimballa del Santísimo Misterio. La documentación recopilada por el antropólogo Francesc Llop Bayo nos aporta antecedentes donde se puede apreciar que cada Diócesis disputó tal reliquia y donde incluso Daroca veía afectada su popularidad con respecto a la Hostía Sagrada de Cimballa.
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Para no cansar al lector con tantos datos históricos, nos situaremos en la negativa inmediata que recibimos de parte de algunas personas para bajar la reliquia de su estrado y fotografiarla. Gracias a la intervención del cura párroco y del estudioso Francesc Llop Bayo conseguimos al día siguiente (luego de escuchar la Santa Misa con todo el pueblo), nuestro objetivo. A pesar de nuestra actitud de respeto no faltaron los comentarios de algunos aldeanos de comentar tras nuestras espaldas calificativos como "sacrilegos y ateos" y más de alguna mirada hosca, pues esta reliquia es solo sacada de su lugar de veneración para la fiesta del Corpus Christi, y como se entenderá las personas más ancianas del lugar no estaban muy conforme con nuestra presencia.
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Esta disconformidad en el trato del Santísimo Misterio ha sido una constante a través de los tiempos, antecedentes que cualquier curioso puede comprobar en los documentos existentes al respecto.

Frente a nosotros teníamos por fin el relicario de plata que contenía el corporal con la Hostía Sangrante. Una vez abierto con sumo cuidado por el párroco y ante la gran expectación de algunos fieles presentes procedimos a examinarlo. Efectivamente se distinguía el paño seguramente de origen medieval y en medio de este la figura de una circunferencia típica de una hostia donde se podía apreciar una secreción de tipo sanguinolenta que caía. Una vez revisada y fotografiada la reliquia fue devuelta a su estrado de veneración. Los análisis de pequeñas partículas de este paño han sido analizados por la Iglesia sin haberse exteriozados sus exámenes, pero como bien dice nuestro amigo antropólogo LLop Bayos, el Santísimo Misterio trasciende de saber científicamente que si es realmente la sangre de Cristo que se refleja en aquella Hostía, ya que el verdadero milagro es que este hecho sirve para reconstruir la unidad a lo largo del espacio y del tiempo de todo un pueblo. El sentimiento que se crea en los que viven fuera de Cimballa es que siguen formando parte del pueblo y todos unidos se enfrentan, simbólicamente, a los forasteros.
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Tartanedo - Año 1710 - Guadalajara Misteriosa

El pueblo de Tartanedo guarda en su Iglesia románica de San Bartolomé un curioso objeto. Antonio Herrera Casado, en su libro "Glosario provincial. El Señorío de Molina", en la página 142, lo describe del siguiente modo:


"Un cofre de cuero repujado (bolsa de baqueta de Moscobia) encierra un recipiente de plata sobredorada en forma de bala, grande. Dentro hay un paño y un papel escrito. El paño es de textura recia, muy viejo. En su centro hay varias manchas circulares, pequeñas, pálidamente rojas. En el papel se explica la historia de todo aquello".


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El relato se remonta a comienzos del siglo XVIII, en plena Guerra de Sucesión española entre el archiduque Carlos de Austria y Felipe V, y que llevó al trono de España a éste último, implantándose la dinastía de los Borbones en nuestro país.

A finales de 1710, la guerra estaba siendo favorable al archiduque Carlos. Sin embargo, el 10 de diciembre, en la batalla de Brihuega-Villaviciosa, las tropas borbónicas de Felipe V derrotaron a las austriacas, y con esta victoria decantaron a su favor una guerra que parecía irremediablemente perdida. Se vio que el pueblo castellano colaboraba con entrega casi pasional con Felipe V. En su retirada, las tropas del archiduque Carlos pasaron por Tartanedo. Los sucesos ocurrieron el 16 de diciembre de 1710.
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Las tropas borbónicas entraron en el pueblo buscando soldados austriacos, encontrando en una casa en ruinas a un grupo de ellos, junto con algunos vecinos. En una de sus habitaciones encontraron un lienzo blanco, muy sucio, tirado en una esquina, con hierba y paja seca, con mocos y restos de lo que parecía sangre.
Los vecinos que lo recogieron vieron que eran seis manchas rojas de forma circular. Le entragaron el lienzo al cura del pueblo, don Francisco González, que rápidamente reconoció los círculos como hostias consagradas.
Tras limpiar el pañuelo de suciedad, quedó de color blanco, pero con las marcas rojas aun más marcadas. El propio cura dijo que al lavarlo se desprendió un olor a sangre fresca, por lo que inmediatamente identificó el color rojo como la sangre que brotaría de las hostias tras su profanación.
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Este "milagro" se difundió rápidamente, hasta tal punto que el rey Felipe V visitó Tartanedo, y estuvo rezando en la iglesia, delante del pañuelo. Donó el recipiente de plata donde se guarda el paño en la actualidad.

El suceso fue recogido en todas las crónicas de la época. Se interpretó lo ocurrido como una señal divina, que alentaba la victoria del católico Felipe V, sobre sus enemigos protestantes y herejes. Fue una estrategia más para ganarse el apoyo de la gente a través de las creencias religiosas, en plena Guerra de Sucesión española.

Con el paso de los siglos, aún nos planteamos las siguientes preguntas: ¿Qué eran en realidad aquellas manchas rojas de las hostias consagradas? ¿De verdad brotó sangre de ellas?

La microbiología nos aporta datos que nos ayudarán a desvelar el misterio.
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Una posible explicación del "milagro" es que la "sangre" de las hostias fuera en realidad un pigmento rojo producido por una bacteria, la Serratia marcescens (también llamada Bacterium prodigiosus o Micrococcus prodigiosus) y conocida popularmente como "hongo de las hostias". Es muy común, y se encuentra distribuida en cualquier medio: suelo, personas, animales. Esta bacteria tiene la singularidad de que algunas de sus cepas son capaces de segregar la "prodigiosina", un pigmento de naturaleza pirrólica de color rojo oscuro, muy parecido al de la sangre.

Si la cepa se desarrolla en un medio farináceo, rico en hidratos de carbono, como es el pan o las hostias consagradas, se produce un efecto como si brotara sangre.
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Reflexión final

Como habrá apreciado el amigo lector, las hostias sangrantes que hemos enunciado brevemente en este apartado han permanecido hasta ahora entre lo divino y lo humano, como muchas otras cosas de nuestra vida cotidiana, donde se mezclan los pensamientos de la creencia predominante, apoyada e instaurada con la fe irreversible del pueblo en general y también con los elementos sociales y políticos que estaban en el momento del "milagro" en cuestión. Estos componentes aún en nuestros tiempos siguen funcionando de igual forma.

Nuestra comprobación en terreno, determinó que independientemente de analizar la coloración de estas hostias científicamente, y tal como piensa el antropólogo Llop Bayos, estos símbolos trascienden de la comprobación académica de saber sí es realmente la sangre de Cristo. Lo concreto es, que estas hostias sangrantes se han convertido a través de los años en un elemento de reconstrucción y unión del espacio y el tiempo de todo un pueblo, sin olvidar que también lleva todo un cariz histórico a cuesta con todo lo que implica esto último socialmente. Un verdadero símbolo de unión, de tradición histórica, donde la fe de cada persona es el sello de reforzamiento definitivo de todos estos componentes.

Todo lo anterior, lógicamente, merecedor de todos nuestros respetos, incluso de los no creyentes y agnósticos incluidos.

Equipo de Redacción IIEE Chile

Agradecemos la colaboración de:

Ángel Arroyo, director Web Guadalajara Misteriosa

Ángel Briongos, investigador aragonés
Llop Bayos, antropólogo
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