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CREENCIAS Y RELIGIONES
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Fray Pedro de Bardeci

MILAGROS Y PRODIGIOS EN EL SANTIAGO COLONIAL
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Ermita de San Clemente de Erbileta. Vista del paisaje orduñés desde dentro de la deteriorada y antigua ermita donde se bautizo a Fray Bardeci
La iglesia de San Francisco en Santiago de Chile, es un templo más de los muchos que existen en la ciudad. Sin embargo, en su interior se encuentra la tumba de Pedro de la Natividad, un franciscano español cuya vida estuvo rodeada por hechos insólitos y supuestamente milagrosos. Levitaciones, éxtasis místicos, bilocaciones… son sólo algunos de los portentos que, según la tradición, realizó este religioso que asombró a los chilenos de su época.

En este trabajo, haremos un repaso de su vida en Chile, y buscaremos sus orígenes en Orduña ((España) lugar donde fue bautizado y dio sus primeros pasos. Además de editar, fotos inéditas de las tierras vizcaínas que vieron nacer este insigne personaje de nuestra historia colonial mística.

Hoy en día, miles de feligreses acuden a esta histórica iglesia para agradecerle los favores concedidos.

Fray Pedro de la Natividad o Pedro de Bardeci y Aguinaco (su verdadero nombre), fue un vizcaíno que hoy permanece prácticamente olvidado por sus propios paisanos. Hijo del abogado Francisco de Bardeci y de Casilda de Aguinaco, el futuro franciscano nació en la población vizcaína de Orduña (España) el 5 de Abril de 1641. La calle San Juan de esta localidad vio sus primeros pasos, siendo bautizado en la Ermita de San Clemente de Erbileta, situada en las afueras de la localidad. Su vocación religiosa, que le acompañó durante toda su vida, surgió siendo todavía un niño. Sin embargo, ha los 21 años acompañado por sus hermanos Francisco y José, viajó a México para dedicarse al comercio, una ocupación que era bastante habitual en aquello años...
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Pero, no duró mucho en dicha actividad, debido a sus escrúpulos morales. Pedro no pudo ceder a ciertas picarescas propias de los negocios y decidió dar otro rumbo a su vida. Trabajó en varios oficios, e incluso se embarcó como marinero en un navío del también orduñés Juan de Undanegui, fundador del Colegio de Orduña. Entre 1664 y 1667 se estableció en el Virreinato del Perú, donde comenzó a trabajar como manipulador de metales cerca de Potosí, en las minas de Francisco Esquivel. La tradición asegura que fue precisamente en este lugar donde recibió un misterioso mensaje cuando se hallaba ante una imagen de Nuestra Señora, que le incitó a desplazarse a la capital chilena. Según cuenta la leyenda, el contenido del mismo era el siguiente:

"Vete a Santiago de Chile y toma el hábito en el convento de los Descalzos, que llaman de Nuestra Señora de la Cabeza, y allí me servirás, por ser ésta la voluntad de mi Hijo…"

Aquellos años eran especialmente difíciles y sacrificados para la sociedad que se estaba gestando en Chile. Se trataba de una mezcla de españoles e indígenas, y algunos europeos que habían contratado sus esperanzas en una tierra virgen y luchaban por sobrevivir. Del criollismo surgido del mestizaje entre conquistadores e indígenas, apareció una clase social impetuosa, donde la religiosidad era muchas veces el refugio de las pasiones humanas.
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Cruz de los tiempos de Fray Bardeci, la cual una mitad permanece en la iglesia de San Francisco, Santiago de Chile y la otra mitad en Orduña, España.
Con esta Cruz sobre sus hombros Fr. Pedro recorría todas las noches las estaciones del Vía Crucis
por los Claustros del Convento.

(Esta Cruz fue dividida verticalmente en dos, una mitad fue enviada a Oruña, España, cuna de Fr. Pedro)
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Este es el mundo que encuentra Bardeci cuando llega este país en el año 1667. El joven ingresa como fraile franciscano en la Recoleta de Santiago de Chile. Dentro de la orden, se dedica plenamente al servicio de Dios y su atención se centra en los más necesitados. Es precisamente en este ámbito donde realiza una labor incansable, olvidando muchas veces su propia salud y siendo reconocido como una persona de alma privilegiada, no sólo por el pueblo llano sino también por la burguesía imperante y por sus propios compañeros del convento.

Las crónicas de la época han dejado testimonio escrito de una serie de supuestos prodigios que tuvieron gran impacto en la sociedad de aquellos años y que hoy en día reconocemos con nombres como levitación, éxtasis místicos, bilocación y otros. Veamos algunos testimonios.

Uno de los milagros registrados notarialmente fue protagonizado por el Canónigo de la Santa Catedral de Santiago, Don Juan de Hermua. Este religioso estaba agonizando a causa de un mal de fiebres y se esperaba que muriese de un momento a otro. Pedro de Bardeci tomo una imagen de Nuestra Señora de la Cabeza y pidió que les dejasen a solas para rezar. El Padre Guardián, que había salido del cuarto, se encontró a su regreso con un Don Juan de Hermua totalmente restablecido. Al preguntarle la razón de esta sorprendente recuperación, el enfermo le contestó "ya estoy bueno, se me ha otorgado la vida por seis meses, pues así me lo ha dicho Fran Pedro…" . El día antes de cumplirse los seis meses, en vísperas de la festividad de San José, le vieron perfectamente sano llegar con la comunidad de la recoleta. Justo al día siguiente, Juan de Hermua falleció. Este hecho observado y vivido por los religiosos y por más de doce civiles, se hizo público y quedó recogido ante notario.
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Dominio sobre animales

La Plaza de las Armas fue el escenario de otro curioso episodio. Un toro bravo se había escapado por una de las calles principales del Santiago colonial. El animal asustado, estaba causando estragos entre los peatones y el pánico era general. Pedro de Bardeci, se encontraba paseando con el capitán Juan Díez de Gutiérrez y su esposa, doña Catalina Arteaga, cuando de pronto escucharon los gritos de los viandantes. Repentinamente se vieron encerrados en un pequeño pasaje, con el furioso animal frente a ellos. El capitán, instintivamente, desenfundó la espada que llevaba en el cinto, pero Bardeci le expreso:
"No son menester armas contra un animal indefenso…" A continuación Bardeci, sacó de la mango de su hábito una estampa del Sagrario y se lo mostró al toro que, olvidando su ferocidad se hizo a tierra como para besar la imagen.

Tenemos conocimiento de este hecho gracias a la esposa del capitán que, impresionada por el suceso, lo recogió por escrito para dejar constancia del mismo. Años más tarde, el franciscano predijo a esta misma mujer la muerte de su hijo, cuando con el niño en sus brazos y elevando su mirada dijo: ¡Al cielo…al cielo!

Pero no acaban aquí los prodigios. En aquella época, la corriente del río Mapocho dividía -al igual como lo hace hoy- los terrenos del Santiago colonial. Las aguas que bajaban desde la Cordillera de los Andes hacía el océano Pacífico muchas veces causaban riadas imposibles de controlar, sobre todo en aquellos años, cuando el río no estaba contenido por poderosas paredes de cemento, como sucede hoy en día.

Pedro Bardeci tenía por costumbre llevar alimentos y consuelo espiritual a los necesitados al Norte del Mapocho, pero a menudo las constantes inundaciones impedían a los frailes realizar su labor. Sin embargo, aquel obstáculo no parecía importar demasiado a nuestro protagonista. Fray Gregorio de Encina y el Padre Guardián, compañeros de Pedro Bardeci en el convento relataron, que en varias ocasiones le vieron cruzar el Mapocho cuando el cauce estaba crecido al máximo y con gran caudal:

"Su andar era suave y ajeno a las inclemencias del tiempo, caminaba sobre las aguas como si fuera entre nubes, y cuando volvía no estaba mojado, ni tenía explicación para tal portento…" (*)
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Adivinaciones

Estando Bardeci en casa del señor Inza Vizcaíno durante el parto de su esposa, le anunció que el recién nacido sería un varón. Al cabo de un rato y con el bebe en los brazos, expresó: "Este niño será un gran religioso, sacerdote, cuídenlo mucho…"
En efecto, con el tiempo aquel niño se convertiría en Fray Manuel Inza, franciscano en el convento de La Recoleta.

Otro caso registrado tiene como protagonista a la señora Cecilia Henríquez, quien durante toda su vida había sufrido fuertes cefaleas. Un día Bardeci le dijo de forma privada: "Usted sanará del dolor de su cabeza cuando yo muera, tenga confianza…"
Efectivamente, el mismo día de la muerte del fraile, los dolores de la mujer desaparecieron.

La tradición recoge también otros supuestos portentos realizados por el franciscano de origen español. Cuentan que de un caballero que pensaba asesinar a un amigo empleando tabaco mezclado con veneno. Fray Pedro le pidió tabaco, pero le solicitó que le diera a probar el que no estaba envenenado. Sorprendido por esta muestra de conocimiento extrasensorial, aquel hombre decidió no llevar a cabo sus intenciones (**)
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Levitación en el huerto

Fray Juan de Toro, franciscano dedicado a las labores domésticas en el convento de los Recoletos, dejó varios testimonios sobre las experiencias de levitación vividas por Pedro de Bardeci. Dicho religioso aseguró haberlo visto en el aire en más de una ocasión en el huerto del recinto y, otras veces, en su humilde celda. También describió algunos estados de éxtasis en los que nuestro místico quedaba sumido mientras disfrutaba de la naturaleza y, sobre todo, tras recibir el sacramento de la Eucarística.

Un día de fiesta que se encontraba almorzando junto a familia de su hermano Francisco en Santiago de Chile, Fray Pedro se quedo sin sentido durante un rato, y cuando volvió en si expresó: "Hermano, roguemos por el descanso del alma de nuestra madre que acaba de morir" . Años más tarde se hicieron las averiguaciones necesarias en relación a este hecho, comprobándose que Bardeci había estado en el lecho de muerte de su madre en Orduña, cuando a la vez, se encontraba en Chile.

Este fenómeno conocido como bilocación (estar en dos lugares al mismo tiempo) se repite en muchas ocasiones en la zona de Santiago, cuando se le ve en varias poblaciones repartiendo alimentos y apoyo espiritual a los más necesitados, y es registrado en dos sitios distintos a la misma hora. Entre los más necesitados de la capital chilena se hizo muy común hablar de este fraile que estaba en dos sitios a la vez, y así consta en los archivos del convento de La Recoleta.

Fenómenos como los descritos anteriormente han sido ampliamente divulgados por el clero. Muchos de ellos incluso se describen de la misma forma pero atribuyéndolos a diferentes personas que luego fueron consagradas santas. Estas descripciones son prácticamente idénticas, a pesar de provenir de diferentes partes del mundo. Facultades como la levitación y la bilocación, han sido registradas en infinidad de oportunidades, tanto en místicos como en otras personas. En este punto, también es necesario añadir que estas manifestaciones al parecer extrasensoriales, no son patrimonio de la Iglesia Católica, sino que entre otras expresiones culturales y religiosas, tanto en la India, como en el Tibet y el Pakistán, quien escribe ha podido recopilar material al respecto de estos "estados especiales" que aún no son definidos por la denominada, ciencia oficial.

Otros religiosos, como el también franciscano San José de Supertino, o la española Santa Teresa de Ávila, son bien conocidos por sus supuestas experiencias de levitación y éxtasis místicos.
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ORDUÑA - VIZCAYA
DONDE NACIO
PEDRO DE BARDECI
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Ermita de San Clemente de Erbileta, donde fue bautizado Fray Bardeci. Vista desde el exterior donde se puede apreciar su total abandono y sumergida entre la maleza
Claustro de la Biblioteca actual de Oruña donde gustaba Fray Bardeci de mirar el verdor de su tierra
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Iglesia en la Plaza Mayor de Orduña donde acudía Pedro de Bardeci en su niñez
Calle San Juan donde nació Pedro de Bardeci
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Anfitriones afectuosos y cordiales acompañaron a este autor en conocer el entorno de Orduña donde Fray Bardeci dio sus primeros pasos. Documentación, fe de bautismo y los maravillosos claustros y conventos de siglos de antigüedad estuvieron a mi disposición.
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Mansiones antiguas del siglo XV, XVI y XVII permanecen en pie en Orduña, con sus escudos de las nobles familias que las habitaron
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SANTIAGO DE CHILE
LA MORADA DEFINITIVA DE FRAY BARDECI
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Aquiles Castillo delante la tumba de Fray Pedro de Bardeci en la Iglesia San Francisco de Santiago
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Céntrico lugar donde está enterrado Fray Bardeci, en el corazón de Santiago, un lugar donde se mezcla lo colonial con la vida actual de los chilenos
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Reconocimiento final

Pedro de Bardeci nunca habló de sus dones y parecía no estar consciente cuando estos ocurrían. Al preguntarle su opinión sobre los mismos, él contestaba con evasivas. En cualquier caso, los frailes que convivieron con él acabaron asimilando y disfrutando discretamente de los prodigios de su humilde compañero. Seguramente entró en la memoria del pueblo llano por su propia generosidad, sin que fuese necesario que creyesen en que tenía el poder de realizar ciertos portentos que se salían de lo normal. Las capacidades del ser humano aún no son bien conocidas, pero si existe la posibilidad de alcanzar una plenitud espiritual, pienso que Pedro de Bardeci lo consiguió, indistintamente que levitara realmente o no.

A las cuatro de la tarde del día 12 de septiembre de 1700, fiesta del Dulce Nombre de maría, Pedro de la natividad fallecía en el Convento Máximo de Alameda. La noticia corrió rápidamente por Santiago y a su funeral acudió multitud de gente. Las crónicas hablan de numerosos milagros ocurridos en este periodo. Incluso la tierra en la que se fue enterrado adquirió propiedades especiales para la población, según el decir de los devotos.

Tres siglos después, el proceso de beatificación y canonización continúa, ante la expectación de los santiaguinos en Chile y de los orduñenses en Vizcaya. Dos tierras unidas por la generosidad y el amor desinteresado de un aventurero que llegó a santo lejos de su tierra natal.

Comentarios relacionados

(*)
Recomendamos leer nuestro artículo sobre Fray Andresito, otro religioso de origen español, que desarrollaba prodigios similares que Fray Pedro de Bardeci. Solo debe hacer click en "Temas relacionados"

(**) Estas capacidades de Fray Bardeci, más técnicamente podríamos denominarla como "precognición". Capacidad que utilizó varias veces en su vida. Esta es la posibilidad inquietante en relación a la fenomenología paranormal de tener la capacidad para conocer el futuro. Es indudable que se trata de un tema que implica mucha controversia y que no puede ser analizado ni discutido a la ligera, debido a la complejidad y a las diversas materias que, directa o indirectamente lleva a plantear a medida que nos adentramos en el fenómeno. Lógicamente, que muchas personas omiten todos estos cuestionamientos simplemente con la fuerza de la fe, (están en su pleno derecho) pero para quienes desean conocer más profundamente estos dones o capacidades no nos basta esto. No hay duda, que los caminos a los dioses son abstractos e indefinidos.

Foto en Orduña y texto: Raúl Núñez

Fotos en Santiago de Chile: Aquiles Castillo

Publicado originalmente en Revista Año Cero de España Nº 144
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