También desarrollaron y practicaron la domesticación de los animales, previéndose de sus lanas y pieles para su vestimenta. Eran pesadores, mariscadores, y usaban muy poca vestimenta, iban casi desnudos.
Según el "Estado actual de las lenguas aborígenes de Chile" de Gilberto Sánchez C., La lengua de los chonos permanece desconocida. Sólo habrían quedado seis palabras, tres en la obra de Fitz-Roy (13) y tres en el Diario del P. García, respectivamente (Loukotka, op. cit.:44). Según A. Chamberlain (1913) fue una lengua independiente; según R. Lehmann-Nitsche (1914), perteneció a la familia chon (propuesta por él mismo); P. Rivet (1924) la incluyó en una familia alikulip; Loukotka (op. cit.:Ibid.) en un stock (tronco) aksanás (junto con el "kaueskar or aksanás..."). Según Aguilera, formaría parte -considerando su situación geográfica- de las lenguas fueguinas (comunicación personal) .
Algunos estudiosos han atribuido origen chono a topónimos que existen en Chiloé, entre los cuales figuran aquellos terminados en -ec (-ek), -ac (-ak), a saber: islas Laitec, Chaulinec, Quenac, Cahuac, Isquiliac; costas de Ichoac, Auchac, etc. (véase Cañas P., 1911, Ibar, 1960).
Este pueblo abarcó la zona comprendida entre el Golfo Corcovado por el norte, el Golfo de Penas por el sur, el canal de la Moraleda al este y el Océano Pacifico al oeste, incluyendo un sector insular con 1047 islas y casi 13,000 Km2 y otro continental (en la Península de Taitao con otros 12,300 Km2. Todo esto lo hace un territorio muy amplio, imposible de explorar en un corto tiempo, y donde existen lagos sin explorar en las pequeñas islas aún vírgenes, montañas, cuevas subterráneas, y una vegetación muy densa, lo cual hace más difícil su revisión detallada, sino es con una expedición preparada y con ciertos recursos tecnológicos.
Durante la segunda mitad del siglo XVI, los españoles tomaron contacto con los Chonos, primero esporádicamente y a través de los viajes de exploración y luego en forma más continua, a partir de la fundación de la ciudad de Castro, en 1567.
En 1710, un grupo de 200 Chonos se fue a vivir, cerca de los españoles, primero en la Isla Huar y más tarde en la de Chaulinec, desde donde desaparecen del registro histórico, probablemente al mezclarse con los Huilliches (Veliches) de Chiloé. Antecedentes recientes añaden en este punto, que algunas familias de chonos no se adaptaron a la nueva cultura y creencias impuesta por los jesuitas, este obstáculo fueron insalvables para algunos, quienes habrían regresado a sus perdidas islas de más al sur, permaneciendo ignorados hasta hoy en día. Aunque no hay registros ni documentos que acrediten esta última acción, es lógico pensar una acción similar.
Ladrillero los conoció en 1559 y así los describe: "la jente que hai en esta ensenada susodicha, son indios pescadores de mediano cuerpo i mal proporcionados. No tienen sementeras; mantiénense de pescado, i marisco, i lobos marinos que matan; i comen la carne de los lobso y pescado crudo, o aves cuando las matan, i otras veces las asan. No tienen ollas, ni otras vasijas; ni se ha hallado sal entre ellos. Son mui salvajes i sin razón. Andan vestidos de los cueros de los lobos i de otros animales, con que se cubren las espaldas, y caen hasta las rodillas, i una correa que les atan por el pescuezo a manera de las liquiras que traen las indias de Cuzco.
Traen sus vergüenzas de fuera sin ninguna cobertura. Son de grandes fuerzas. Traen por armas unos huesos de cipreses y de otros árboles. No tiene poblaciones ni casas, sino que hoi aquí, mañana en otra parte, árboles, que en las dichas canoas traen, hacen sus casillas chiquillas, a manera de ranchos, en que se meten i se reparan del agua del cielo i de la nieve".
Este simple planteamiento de la existencia de algunos individuos chonos en aquellas apartadas islas plantean todo un interrogante en el mundo de hoy. Nunca se debe olvidar que en el nombre del progreso y de nuestra "cultura civilizada" se han realizado las más grandes atrocidades con el mundo indígena. Sólo mencionamos la desaparición de muchos pequeños poblados en la selva del Amazonas, selva considerada uno de los pulmones del mundo para respirar, como también en el año 1915, el exterminio en selvas venezolanas de etnías completas de indígenas, expropiaciones y fraudes para adquirir sus tierras con el fin explotar riquezas diversas y sobre todo de petróleo. Esto es una constante, y la situación no la tenemos muy lejos de nuestro país con el pueblo mapuche y los problemas que enfrentan hoy en día.
Existen trabajos al respecto abordando este tema, y es así como el Boletín Antropológico de la Universidad de los Andes (Mérida-Venezuela) emitió un informe denominado: "Indígenas y empresa petrolera a principios del siglo XX. Origen de una disputa" En aquel documento Johnny Alarcón Puente del Departamento. de Ciencias Humanas de la Universidad de Zulia expresa:
"Intereses políticos económicos han creado un nudo gordiano frente a la realidad indígena, y uno de los propósitos en este trabajo es darle respuesta a esta situación: La problemática en cuanto a las tierras indígenas en la Cordillera de Perijá ha sido analizado de manera tangencial por los estudios en el ámbito petrolero en la región que, en primera instancia, colocan la resistencia indígena como una acción antiprogresista y bárbara, pero en ningún momento visualizan como la defensa justa de la tierra que han habitado por milenios
"
Lo señalado arriba sólo es una muestra valedera para todo el continente y sus indígenas originarios de estas tierras. ¿Qué garantía existe que se protejan estos pocos pueblos en vía de extinción? Simplemente, creemos que ninguna, pese a las buenas palabras de los gobiernos, pero donde siempre prevalece lo económico y las presiones de las grandes multinacionales extranjeras.
La demostración real de la existencia de algunas familias de chonos en nuestras islas perdidas en el Cono Sur, aún debe demostrarse, pero hay que tomar en cuenta el mundo que existe hoy en día y como se mueve sin mirar romanticismos ni patrimonios pertenecientes a toda nuestra Humanidad.
Pero, volviendo al tema medular de este escrito ¿Es posible la sobrevivencia aún de chonos en la Península de Taitao, sin contacto con la civilización actual?
Para el lector sorprendido, añadimos que no es patrimonio de nuestra complicada geografía isleña esta duda, con este fin recordamos una curiosa noticia aparecida el día 9 de Marzo de 1999 en el prestigioso periódico "EL País" de España.
Un extraño indio con bigote (Corresponsal: Juan Arias)
No tiene nombre, ni se conoce su lengua. Es un indio con bigote y patillas, al parecer el último sobreviviente de una aldea indígena destruida hace tiempo y aún no identificada, En el sur de la Rondonia, en Amazonia.
Tiene unos treinta años, anda desnudo y tiene el pelo liso. Sigue huyendo de quienes mataron a su grupo. Fue visto la primera vez en 1996, después, otras tres veces.
Un equipo del frente de Contacto Guaporé, de la Fundación Nacional del Indio, consiguió encontrarse con él hace unos meses. Le dieron regalos y él los rechazó. Estuvo agachado, mudo, dentro de un escondrijo de pasa, y en un momento determinado disparó una flecha contra el grupo y desapareció.
El fotógrafo Vicent Carelli de la ONG - Centro de Trabajo Indígena, grabó en video la tentativa de contacto. La Fundación Nacional del Indio ha conseguido que el Gobierno acote 60 kilómetros cuadrados de selva que deben ser intocables para asegurar la supervivencia del indio y poder así entrar en contacto más estrecho con él. Los dueños de esas tierras no se lo creen, porque dicen que los indios nunca tuvieron bigote y patillas. Pero, Sydney Possuelo, Jefe de Departamento de los Indios Aislados dice que ha habido etnías que hasta han cultivado la barba. La Fundación Nacional del Indio afirma, que existen aún 55 grupos de indios deambulando por la selva brasilera cuyas lenguas se desconocen, andan desnudos, viven de la caza y nunca tuvieron contacto con el ser humano.
Queda aquí expuesta esta noticia, que también paso desapercibida por muchas personas y organismos oficiales. Hechos que creo encajan perfectamente con estos supuestos chonos que se encontrarían en el sur de nuestro país. La reflexión del momento es ¿No es mejor que permanezcan aislados y sin contacto con nosotros? Acaso, la sólo publicación de la noticia misma de su existencia, ya ha hecho mover hilos a las multinacionales internacionales, pues son tierras ricas en minerales y en la mira para ser explotadas en un futuro muy próximo por su petróleo; planes que están en el gobierno chileno como prioridad absoluta para liberar su dependencia energética de sus vecinos.
De existir chonos sobrevivientes en el Archipiélago de los Chonos o en las zonas inmediatas, crea un problema complejo a nivel nacional, de conciencia y ética humana, pero quien se preocupa de estos detalles a estas alturas del partido
¿No creen?
Además no hay que olvidar como dato complementario que en Chile siempre se ha debatido la existencia de islas inexploradas con misteriosos habitantes, todo esto muy cerca de los lugares donde habitarían estos supuestos chonos aún en estado salvaje, claro que
este es un tema para un futuro trabajo. |