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CRÓNICAS Y LEYENDAS DE CHILE
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¿DON CAMILO DÓNDE ESTÁ?

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Aquel día domingo todo era normal en el pequeño pueblo nortino denominado como Las Perdices. Debo aclarar que no existe documento alguno que acredite el origen de este nombre de la localidad, pues perdices en el entorno jamás se habían visto, sí muchas gaviotas, perros vagos, y los infaltables gorriones. Las calles semi desiertas del festivo cobraban vida a partir del mediodía cuando la mayoría de los habitantes acudían a la misa dominical de la Iglesia del Cristo Crucificado y los no creyentes, que eran considerados como individuos extraños y poco amigables, se quedaban escuchando en la Plaza Mayor la retreta de los jubilados que hacían esfuerzos para no desafinar con sus viejos instrumentos musicales, los valses y pasos dobles que ofrecían generosamente a quien quisiera escucharlos.
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En casa de Don Camilo Espinoza aquel domingo no acudirían a misa pues esperaban importantes visitas familiares de Santiago y cocinaban empanadas y tortillas de rescoldo para agasajarlos como merecían. Don Camilo siguiendo la costumbre de sus padres ya fallecidos se preparaba a ir a recoger el periódico al quiosco de la Plaza para venir a leerlo en su sillón preferido en el salón- El sillón brilloso y bastante gastado la tela que lo cubría era un recuerdo familiar y pese a los reclamos de Doña Laura seguía en su lugar inmutable viendo pasar el tiempo.

Don Camilo salió pausadamente en busca de su periódico diciendo a su esposa Laura que estaría de vuelta a medio día y preparo su cajetilla de Liberty para fumar mientras estuviera leyendo.

Era un hombre de costumbres fijas, cumplía rigurosamente sus horarios de citas y tenía la etiqueta de ser un hombre culto, tranquilo y de su familia. Mientras caminaba por la larga calle en medio de un sol que no calentaba mucho aquella mañana ocurrió algo que nadie sabe a la fecha explicar, pues para ser breve y en poco vocablo desapareció durante varios años. Algunos testimonios comentan que 8 años y otros 21

Imagen: Envoltorio de los antiguos cigarros Liberty que hacen alusión varias personas consultadas en esta historia
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Inútiles fueron los esfuerzos para saber de su persona. La policía y sus investigaciones nada aportaron. Los largos interrogatorios a su familia tampoco. El rumor popular comenzó lentamente. Primero eran habladurías de los pequeños almacenes de abarrotes de la localidad luego se expandió a los pueblos cercanos y al cabo de un par de años fueron imparables. Los más recurridos fueron que se había fugado con una chica joven pues se había enamorado perdidamente, también se comentó que tenía deudas ocultas por el juego, no falto quien dijo que se había suicidado y tirado desde unos roqueríos altos al mar…. todo tipo de conjeturas se juntaban y se añadían al largo rosario de suposiciones y de esta forma pasaron los años y su familia se vio en la situación de aguantar el chaparrón de comentarios, y seguir viviendo tratando que el olvido coludido con el tiempo curara tan extraño episodio.
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Doña Laura no volvió a casarse, no por falta de pretendientes sino por su obsesiva protección a sus hijas pues el desaparecido Don Camilo había resultado ser “chancletero” o sea tuvo sólo hijas mujeres y la mayor de nombre Adela se casó con un joven nortino trabajador de los ferrocarriles que cruzaban esas tierras desiertas, y que daban un especial cuadro de romanticismo al lugar cuando llegaba el tren. La máquina a carbón echando humo por sus chimeneas y tocando su grave claxon despertaba al pueblo completo. Señoras impecablemente vestidas con batas blancas abordaban sus vagones para vender sus tortillas y pastelitos con manjar entre los viajeros para soportar el interminable viaje por el desierto de chileno. Era el Longino, ferrocarril histórico que terminó su largo andar desde el siglo XIX hasta los años 60.

La vida siguió imparable acompañada del tiempo. Las circunstancias múltiples hacen que una familia tenga cambios, separaciones, disputas, etc., pero curiosamente en la familia de Doña Laura las hijas continuaron viviendo en el enorme terreno que había heredado Don Camilo de sus padres. Construyeron dependencias independientes dentro de estas tierras y siguieron sus vidas con sus maridos e hijos. Una tradición no cambio, se continuaban juntándose todos los domingos en torno a la mesa en casa de la ya anciana Doña Laura a pasar las tardes dominicales. El abundante almuerzo bien regado de cepas del valle del Elqui y la mistela acompañaban las largas tertulias hasta horas del anochecer donde se retiraban a sus dependencias para esperar la semana que siempre es dura en el norte del país. El silencio que quedaba en casa lo inundaba todo y contractaba con el bullicio que habían ofrecido los niños con sus juegos y carreras por la casa jugando a las escondidas y al caballito muerto. Era en esos momentos cuando Doña Laura muchas veces pensaba y su mente hacia renacer el gran signo de interrogación de la desaparición de su marido.

Hasta aquí todo es sacado de los comentarios y documentación recogida por supuestos conocidos de esta familia, pues la aparición de Don Camilo un domingo cualquiera a casa de su antigua casa se pierde entre la especulación popular y fuentes de personas muy mayores consultadas.

Haciendo un resumen y tratando de establecer un orden racional podemos añadir que la aparición de Don Camilo a los años después con el periódico bajo del brazo y su cajetilla de cigarros Liberty concuerda en un gran porcentaje con las leyendas del lugar. El detalle que es recibido por su hija mayor y la extrañeza de ver la casa cambiada, paredes pintadas de diferente color y ni siquiera conocer a su hija que había dejado siendo niña causa tan pavor en Don Camilo y en la familia entera que es imposible imponer un racionamiento a lo expuesto. Se comenta que Don Camilo venía vestido con la misma ropa como si hubiera ido recién a comprar el diario a la plaza del pueblo. No faltan quienes ponen en una casa de orates a este señor y un gran shock nervioso a la familia. La desaparición de los componentes de esta historia es evidente. Inubicables.

La historia relatada en una exposición corta, de narrativa novelesca, es defendida por muchos ancianos de diferentes pueblitos nortinos de los años posteriores. Ha sido imposible ubicar el lugar de los hechos. La hacienda se le relaciona con unas dependencias cercanas a un sector denominado “Hacienda Castilla”, al norte de Vallenar, pero no hemos encontrado vestigio de localización y origen certero de la leyenda en sí.

El paso del tiempo nos ha comprobado que esta leyenda se repite con diferentes matices en otras partes de Chile y del mundo también. El padre de familia que sale a comprar un periódico dominical y no vuelve hasta años después a su casa, causando el desconcierto y el quebrantamiento de la racionalidad de los componentes de la familia, pero hasta allí llega, luego una nebulosa lo cubre todo.

Dicen que las leyendas tienen un origen verdadero luego las desvirtúa la propia divulgación.

Aquí queda para los lectores curiosos.

Fuente: NOUFA N° 44 – noviembre 2016

NOTA: El prestigioso parapsicólogo Andrés Barros Pérez-Cotapos asesoró un programa de la serie del periodista Carlos Pinto muy conocida en Chile “El día menos pensado” y también ofreció una versión respecto a este episodio ocurrido en el norte de Chile. Lamentablemente, el investigador Andrés Barrios falleció y no conversamos este preciso tema con él.

El capítulo mencionado se puede ver en el siguiente link en YouTube https://youtu.be/RskaKpwvFTU

En el NOUFA N° 44 (noviembre 2016) tratamos de presentar un resumen de nuestras consultas con nombres supuestos y en forma que parecía novelesca, pero si basada en hechos que recopilamos tiempo atrás. Mucho de lo recopilado concuerdan con lo expuesto en el programa “El día menos pensado” salvo detalles.
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