Delegación fundada el 3 de Abril de 2003

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CRONICAS Y LEYENDAS DE CHILE
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EXPERIENCIAS RELACIONADAS CON EL CALEUCHE
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FIGURAS RESPLANDECIENTES
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Severino Marocoy , ya fallecido muchos años, salió de pesca con su primo también de apellido Maricoy y dos jóvenes estudiantes normalistas. Alrededor de las tres de la madrugada, por estar la marea muy baja, suspendieron la tarea de pesca para esperar la creciente en que hay mayor abundancia de peces y al mismo tiempo servirse algún alimento que llevaban.

Encallaron su bote en la orilla de la playa. Al frente de ellos quedaba la casa de Damián Llaito. Del bote hasta el lugar de la pleamar había una distancia de treinta metros. De allí a la casa de Llaito, unos cien metros. Estaban tranquilamente sirviéndose unos trozos de pan, cuando uno de ellos llamó la atención a los jóvenes normalistas y les dijo: Miren allá, la casa de Don Damián esta abriéndose de luz y van saliendo tres hombres.

Los cuatro miraron hacia la casa de Llaito y vieron el siguiente espectáculo: “La casa estaba iluminada entera por la parte del techo, como si un poderoso haz de luz lo hubiera abierto y en medio de esta luz fulgurante se veían tres figuras radiantes de más o menos dos metros de alto. Transcurrido un minuto, las tres figuras se dirigieron donde estaba el bote, a una altura de cuatro metros sobre el nivel del suelo. Bruscamente bajaron casi al ras del mar y se quedaron allí circundados por una luz indescriptible. Los cuatro espectadores se limitaron a observarlos y uno de ellos dijo:

Mírenlos bien ustedes no creen en estas cosas, esos son brujos, tripulantes del Caleuche, son de la ciudad encantada de los Césares.

Los estudiantes no encontraron explicación a este fenómeno mientras observaban con temor, pero con calma.

A uno de los pescadores se le ocurrió mover un remo el que hizo un ruido al golpear en la bancada del bote. Al mismo instante del ruido, las formas se elevaron de manera vertiginosa hacia el norte y se perdieron detrás de las colinas de San Jasé de Chauques, hacia el golfo.

Momentos después fueron a la casa de Llaito, para verificar qué fue realmente lo que vieron. Trabajo les costó despertar a Llaito, éste estaba durmiendo y dijo no haber sentido nada.

Informante: José del Tránsito Ulloa (60 años de edad) Empleado público.

Estudios primarios, domicilio en Voigue. Entrevistado en Enero de 1960.
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LA YUNTA DE BUEYES QUE SE LLEVO EL CALEUCHE
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Vivíamos solos en Quenac a orillas de una playa. El úico medio de trabajo que teníamos era una yunta de bueyes. Cuando había tempestades, mi marido se levantaba muy temprano, enyugaba sus animales e iba a recolectar leña que el mar arrojaba a orillas de la playa.
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Cierta noche en que huno una tempestad muy grande, pensamos que iba a salir mucha madera. Al día siguiente, como de costumbre, se dirigió a la playa en busca de leña y cuenta que desde lejos vio un hermoso tronco flotando a orillas del mar. Se acercó, le puso la cadena lo amarró al yugo de la yunta y tiró el madero hacia fuera. Quedó estático al ver que el tronco arrastraba a los bueyes y se hundía con ellos en el fondo del mar.

Muy sorprendido y desesperado mi esposo volvió a la casa a contarme lo que le había sucedido. Como nos imaginamos que eran los tripulantes del Caleuche los que habían llevado los animales nos quedamos callados y pasaron varios años sin contar esta historia..

Informante: Margarita Cárdenas (72 años de edad) Dueña de casa

Estudios primarios, domicilio en Quenac. Entrevistado en Julio de 1970
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Extraído del libro “ABORDAJE AL CALEUCHE”
Autor: Antonio Cárdenas Tabies
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